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Etapa 9 SARRIA - ARZÚA (I)
Día 11 de Julio del 2006. No madrugamos mucho. Sabemos que nos vamos a encontrar una riada de peregrinos
que salen de Sarria y a los que llegan de Samos. El día
está triste por las nubes que cubren el cielo pero son más
de neblina que de lluvia.
Dejamos el refugio y paramos a tomar un poco de desayuno en una cafetería
antes de salir a la ruta. Como pensábamos, el camino esta repleto
de "peregrinos", o más bien montones de críos
de colegios que realizan este último tramo para conseguir la Compostela
en un andar errático y despistado gracias al mp3 con sus auriculares
que casi todos llevan en el oído. Subimos a lo alto del pueblo
hasta el cementerio y Convento de la Magdalena donde está
el mojón que marca los 111 km. para Santiago. Tras descender por una inclinada calle y cruzar la vía del tren
entramos en un precioso bosque autóctono de robles, pinos y hayas,
tenebroso, resto de lo que debió ser esta zona. Antonio se da una
galleta al cruzar un riachuelo pero se levanta como un resorte
y Luis no está lo suficientemente rápido para sacarle una
foto a tiempo. Senderos en duro ascenso entre árboles de troncos
inmensos. Esto unido un día cubierto, a mis gafas oscuras -que
no me puedo quitar porque son graduadas- crea un escenario de película.
¿Saldrá el bandido Fendetestas en alguna curva? La
estrechez de los caminos y la cantidad de peregrinos que ya nos vamos
encontrando hacen que el avance sea muy lento. Parece una procesión
donde se mezclan los poquitos que por su andar cansino se ve que llevan
tropecientos días de ruta y los que se estrenan hoy y que son
mayoría. Continuos cambios entre sendas, trialeras, correidoiras y carreteritas
de cuarto orden hacen muy ameno el camino. El terreno está bastante
seco y tramos que conocíamos con agua están ahora secos
para alegría de Antonio que odia el barro. Se nota la fuerte sequía.
Atravesamos por caseríos diseminados sin que sepamos muy bien en
donde estamos. Los mojones de piedra y flechas son nuestra única
guía. Velei, Barbadelo, Rente, Mercado, Peruscallo, Cortiña,
Brea, y por fin Ferreiros. En el mojón con el kilómetro
100 situado a poco de salir de Brea y tan pintarrajeado por algún
gili.....s que casi no se distingue el número hay una pequeña
celebración y unas peregrinas holandesas o alemanas nos hacen unas
fotos de recuerdo. El camino continua igual pasando por Montrás y Parrocha hasta
llegar a Vilachá. Salimos de este pueblo y por fin Portomarín
a la vista. Una rapidísima bajada nos deja en el puente que cruza
el río Miño ahora convertido en el embalse de Belesar
(1960) y que inunda al antiguo pueblo. Ascendemos hasta la plaza
principal donde está la Iglesia de San Nicolás perteneciente
a los Caballeros Orden de San Juan de Jerusalén y rescatada
de las aguas. Desayunamos en un bar de la plaza y sacamos algo de dinero
en un cajero. Nos encontramos de nuevo al omnipresente japonés
Sakamoto (chino Cudeiro a partir de ahora para los amigos). |
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