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DE HUESCA A MÉRIDA, UN LARGO
VIAJE
Día 2 de Julio del 2006.
La mayoría no hemos dormido apenas y Antonio,
como ya he dicho, viene de una boda. Así entre un medio sueño
llegamos a la primera parada del día para estirar las piernas y
desayunar algo. Los que van detrás pueden ir cómodos pero
los copilotos que van delante apenas pueden estirar las piernas al ir
en un asiento mini como el que llevan algunas furgonetas. Al bajar del
vehículo nos damos cuenta que las ruedas del remolque se desgastan
mucho. Esto nos traerá de cabeza durante el resto del viaje.
Hacemos relevo de conductor y me toca a mí la
papeleta de atravesar Madrid. Aunque el navegador ayuda algo, otras veces
solo sirve para confundir ya que el mapa no debe estar actualizado y hay
numerosas obras. Afortunadamente la ayuda de Chavi y Antonio con su buena
vista hacen que sin problemas salgamos a la A-5 que nos llevará
a Extremadura. Durante este tramo nuestro crío mayor (Fox) no deja
de jugar intentando tapar la ventanilla con una toalla para evitar el
sol. Ya en la A-5 el viaje se relaja bastante y en una breve
parada toma el relevo Antonio para llegar entre risas y sueños
al camping Mérida lugar donde teníamos idea de pernoctar.
Tras dar el visto bueno al lugar (Antonio ya lo conocía) elegimos
la alternativa más barata que consiste en dormir en el Conver 13
(el remolque que llevamos tiene una tienda desplegable). Elegimos un lugar
a la sombra y nos vamos a comer. Después de un breve descanso nos
dirigimos a reconocer el lugar de salida oficial y a conocer Mérida. La ciudad es preciosa y ya desde el primer momento
nos cautiva. Un ambiente de pueblo pequeño y tranquilo con calles
a menudo semipeatonales. Paseamos por sus estrechas calles visitando el
impresionante puente romano sobre el río Guadiana, el arco de Adriano
de losas ciclópeas, el templo de Diana, el circo romano, el anfiteatro,
el teatro en el que preparan una representación para esa noche
y todo el casco viejo en el que abundan detalles que nos llaman poderosamente
la atención. Visitamos una oficina de información y las encargadas
nos hablan del Proyecto Alba-Plata, que ha colocado tanto monolitos informativos
de alguna de las localidades o lugares que atraviesa la ruta, como pequeños
mojones cúbicos, que aparecen de forma bastante regular y que sirven
para señalar el camino correcto. Yo conocía el tema por
internet pero no sabía que estaba casi concluido como veremos en
días posteriores. Nos avisan del calor que podemos pasar y de lo
poco idóneo de la época para hacer este recorrido pero no
tenemos otra alternativa a nuestras vacaciones. Tras un refrigerio vamos a visitar el punto de salida donde veremos nuestra primera flecha amarilla, el acueducto de los Milagros situado al lado norte del río Albarregas que cruzamos por un puente romano. Disparamos todos un montón de fotos y cenamos antes de volver al camping a descargar y preparar las bicis, el coche y pasar las fotos al ordenador (docenas de ellas como ocurrirá el resto de los días). Luego a dormir como se puede porque dentro del Conver el calor es asfixiante y como soy el último en echarme escasamente me dejan un huequecito para dormir. Chavi se queda a vivaquear fuera. Por fin la aventura comienza... ¡con lo lejos que parecía hace solo unos días !
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