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Etapa 8 MOLINASECA - SARRIA (II) Tras atravesar Las Herrerías comienza una dura subida por
asfalto hasta que lo abandonamos por la izquierda entrando en una corredoira
primero en descenso pero que rápidamente se inclina con grandes
piedras sueltas haciendo imposible ascender montado. Las guías
se empeñan en mandar a los ciclistas por la carretera pero si no
llevamos alforjas -este es el motivo de llevar coche de apoyo- podemos
ciclar bastante rato a partir de La Faba hasta la que si que hay que llegar
andando. Subimos pesadamente bajo la sombra de los árboles que
gracias a Dios nos protegen del terrible sol. El calor con tanta humedad
es agobiante y sudamos en cantidades industriales. Nos encontramos a un
par de peregrinos sentados descansando y a un ganadero de La Faba. Este
llama a sus vacas por el nombre y le obedecen con diligencia marcial.
Nos comenta que hace un día pasó una chica de Huesca (en
Triacastela creo que uno de los compañeros pudo saludarla). Ascendemos
lentamente, con parsimonia entre los rabos de las vacas que actúan
como látigos espantando moscas y dejando el camino "asfaltado"
de sus "restos digestivos". Llegamos a La Faba y allí secamos una fuente de agua fresquísima.
Esperamos a Luis que mete los pies en el agua con zapatillas y todo para
refrescarse.
Continuamos el ascenso ahora montados aunque hay tramos que debemos bajarnos
de la bici. Afortunadamente siempre vamos bajo los árboles por
lo menos hasta llegar a Laguna de Castilla. Unos cuantos peregrinos
extranjeros sestean como pueden en los laterales del camino. A partir
de Laguna los árboles casi desaparecen dejando solo praderas y
encontramos dos alternativas una por camino - sendero que toman Antonio
y Chavi y otra por asfalto que tomamos Pedro, Luis y yo. Así tenemos
las dos vías marcadas con el GPS. El asfalto asciende algo más
que el sendero pero abocan casi en el mismo sitio al llegar arriba. El
sol aprieta fuerte, muy fuerte y este tramo que en anteriores ocasiones
de mañanada era una tontería se hace pesado y largo ahora.
Salimos de Castilla y entramos en Galicia. Llegamos así al Cebreiro donde César nos espera
para comer una ensalada. Sellamos y visitamos la iglesia prerrománica.
Hacemos unas fotos del Cáliz del Milagro (s. XII) y de la Virgen
do Cebreiro. Todo ahora es comercial en este punto carismático
del camino. Las pallozas son bares y restaurantes y todo está perfectamente
urbanizado. Salimos de aquí por asfalto. Descendemos rápidamente hasta
Liñares donde la carretera asciende un poco hasta el alto
de San Roque. Nosotros con las bicis seguimos por la carretera que
circula paralela a la senda del camino. Tras pasar Hospital ascendemos
al alto del Poio junto a Padornelo desde donde comienza
un divertido y rapidísimo descenso hasta Triacastela. Las bicis
se aceleran hasta lo indecible y hay que tener cuidado con alguna cerrada
curva. A nuestra derecha se abre un gran valle y adivinamos una orografía
dura y accidentada que nos acompañará los siguiente días. Llegamos a Triacastela y tenemos dos opciones a seguir. Por Samos
donde estuvimos hace ya 10 años o por San Xil donde pasamos la
última vez. San Xil es algo más duro y vamos pillados de
tiempo ya que por ese tramo estamos obligados a llegar a Sarria para pernoctar.
La idea a priori es dormir en Samos por lo que seguimos por carretera
hacia el monasterio. El recorrido se hace fácil por la carretera
(el sendero - andador cruza una y otra vez la carretera y esto es un
peligro) hasta el Monasterio Benedictino de Samos. Este es
un punto donde muchos colegios y peregrinos comienzan la andadura puesto
que al estar a poco más de 100 km. de Santiago da derecho a la
Compostela. El lugar es un paraíso y nos dirigimos al refugio de
gratos recuerdos. El hospitalero nos dice que sigamos para Sarria que
el refugio está lleno. Entramos en el a sellar y vemos abundantes
literas vacías. Son las 8 de la tarde y no hemos visto a ningún
peregrino durante los últimos kilómetros.
"Es
que lleváis coche de apoyo", nos comenta un ciclista que lleva
alforjas
Me callo una grosera contestación. Nosotros llevamos
una mochila con casi 5 kg a la espalda, 95 km. por senderos y caminos
y el lleva menos y todos por carretera pero me muerdo la legua. No me
apetece cabrearme pues esta historia ya la conozco y me cansa. Por no discutir y como es tarde salimos para Sarria por carretera con la suerte de que solo entrar en el pueblo cuando íbamos a mirar en una oficina de información damos con un refugio privado nuevo y barato donde nos atienden de maravilla ofreciéndonos una cena familiar de la que aún nos acordamos. Hoy han sido 108 km. y nos merecemos un buen descanso. |
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