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Etapa 1 MÉRIDA - CASAR DE CÁCERES (II) El camino comienza a ascender con repechos duros
acompañados luego de largos tramos más llanos. Llegamos
al "crucero del niño muerto" en una bifurcación
tras la que comienza un duro repecho hasta un colladito desde donde
descendemos a Alcuéscar. En un desvío antes de
una fuerte subida al pueblo tomamos el camino de la izquierda ya que
no vamos a pasar por el centro del pueblo. En su lugar pedaleamos por
las afueras del pueblo y entramos a sellar en la "Casa de Beneficiencia
de los Esclavos de María y de los Pobres". Hablamos
un rato con el hermano Julián, un abuelete que amablemente contesta
a nuestras preguntas. Seguimos ruta por pistas peores, estrechas y en muy
mal estado con continuas curvas hasta Casas de Don Antonio, pueblo
al que entramos por un puente romano para salvar el regato de los
Maderos. Tras la toma de un refrigerio a las puertas del pueblo
donde un sabio paisano ante la pregunta sobre un ave rapaz que no acertábamos
a conocer nos dijo tan tranquilo -"...si vuela es un pájaro..."-
y se quedo tan tranquilo en medio de la sorpresa del grupo. Continuamos por un camino a la derecha de la carretera
que coincide con la vía romana. Pronto aparece el primer miliario
(XXVIII) y zonas con catas de restos arqueológicos. Encontramos
un viejo puente romano que cruzamos y el camino luego nos obliga a atravesar
la carretera y circular por su lado izquierdo. Seguimos por la vía
original por terreno adehesado hasta Aldea Cano, pueblo que no
visitamos, y continuamos en dirección a un destartalado y deshabitado
campo de vuelo que atravesamos perpendicularmente.
El camino continúa con características
similares al anterior y a lo lejos, entre nosotros y Valdesalor, vemos
un paraguas negro bajo el que se oculta una delgada figura. Al alcanzarlo
vemos a un hombre mayor que camina tranquilamente. Desmontamos de la
bici y caminamos junto a el. Se alegra de encontrar a alguien con quien
hablar y nos comenta que se llama Jesús, que tiene 71 años,
que viene desde Sevilla, que mata el rato hablando imaginariamente con
su nieto, de su proyecto de ruta, de la distancia que suele recorrer
(40 km. diarios), etc
Nos despedimos de el y poco antes de entrar
en el pueblo topamos con un nuevo puente romano desde el que entramos
en Valdesalor. Buscamos un bar donde comer algo y bajo unos soportales
encontramos uno en el que aplacamos el calor y la sed con unas buenas
jarras de cerveza y un bocadillo de tortilla con jamón. En ese
momento llega Jesús al que invitamos a comer. Comenzamos una
alegre tertulia que nadie tiene ganas de acabar. Hace calor y solo pensar
en coger de nuevo la bici crea mal cuerpo. Nos cuenta que es músico
y que a causa de su diabetes tuvo que elegir entre su profesión
y el stress o la vida más relajada y deportiva. Eligió
lo último y se dedica a la montaña junto con un grupo
de amigos y a estas aventuras en solitario. Retomamos a nuestro pesar la ruta y a poco de salir
nos topamos con un problema que no sale en ninguna guía ni mapa.
Han acabado la autovía de la Plata y el camino se corta. Gracias
a Jesús que vemos a lo lejos -salió algo antes que nosotros-
adivinamos un nuevo paso elevado sobre la carretera que nos permite
seguir la ruta normalmente. Ascendemos por algún duro tramo pero
a la vez agradable hasta llegar al puerto de Las Camélias. Cruzamos la carretera y ya por el lado derecho descendemos
por un amplio descampado cerrado por vallas hasta una zona industrial
antes de entrar en Cáceres (Castra Caecilia y anterior
a la fundación de Mérida). Entramos en la ciudad y las
marcas desaparecen como veremos en todas las grandes ciudades. Siguiendo
los waypoints que grabe en casa vamos intentando, con cierta dificultad,
llegar hasta el centro (desde la foto aérea no se sabe si
las calles son de dirección prohibida). Acertamos y tras
un repecho entramos en la plaza Mayor junto a la iglesia de San Juan.
La atravesamos hasta la plaza de toros a cuya izquierda sale la carreterita
que lleva a Casar de Cáceres. Seguimos por asfalto hasta encontrar un camino a la izquierda (nuevamente los waypoins nos sacan del apuro) que de manera ondulante y con alguna subida nos llevan, tras pasar por debajo la autovía, hasta la entrada de Casar de Cáceres (Castra Servilia) que no se ve hasta que prácticamente estamos dentro. Nos dirigimos al refugio municipal ya ocupado por más peregrinos y afortunadamente tenemos sitio. Creo que es el día que más peregrinos vimos juntos. Tras la ducha, lavado de ropa y la elección de litera sellamos y salimos a cenar en el restaurante La Majuca junto al albergue. Comemos muy bien y además del menú del día nos comemos una típica Torta de Casar (queso muy bueno por cierto). Durante la cena aparece de repente Jesús. Nos comenta que en Cáceres el albergue está cerrado y que no podía dormir en ningún lado. Una amable chica lo ha traído de propio hasta aquí. Cena con nosotros y tras una larga charla y algún que otro "homenaje" nos vamos a dormir. |
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