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Etapa 4 FUENTERROBLE DE SALVATIERRA - EL CUBO DE LA TIERRA DE VINO (II) César no aparece y su señal de radio
nos llega mal indicando que está bastante lejos. Tras un rato desorientados
y esperando que llegue nos metemos en el bar Moreno que ya nos
había recomendado el cura Blas de Fuenterroble. Tomamos unos bocadillos
de jamón y unas cervezas (alguna demasiado fría y que luego
traerá consecuencias). Salimos en dirección a Morille
por una buenas cañadas entre dehesas.
Atravesamos el pueblo y seguimos a buena velocidad
ascendiendo y descendiendo continuamente cruzando por unas casas agrícolas
(Aldeanueva) y dejando a la derecha Miranda de Azán.
Luego siempre en línea recta con cuidado de no perder las flechas
hasta llegar a un alto desde donde ya se ve Salamanca. Descendemos entre
las obras de la nueva autovía y intentando seguir como podemos
las flechas amarillas. Con cierta dificultad entre zonas de nueva urbanización
conseguimos llegar a la N-630, justo en el cartel indicador de la ciudad
donde nos hacemos una foto juntos. Entramos por la carretera en Salamanca (Salmanticie)
ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por el puente romano sobre
el río Tormes. Nos hacemos otras fotos y Pedro toma
las riendas ya que conoce la ciudad. Nos lleva por los sitios más
importantes en el casco viejo, la Catedral, la Puerta de la Universidad
(donde buscamos la rana y el astronauta), Casa de las Conchas y
la Plaza Mayor donde un policía municipal nos hace bajar de la
bici. Es alucinante, pedaleando a 2 km. por hora y viendo la ciudad nos
trasformamos en un peligro mientras los coches transitan por donde les
da la gana. En todo el viaje las ciudades son las más agresivas
y menos cuidadosas con el peregrino/aventurero Esto nos quita las ganas
de estar más rato en la ciudad y seguimos ruta para salir de la
ciudad
Salimos por la N-630 en dirección Zamora, pasando
junto al estadio de El Helmántico todo muy modificado por
las obras hasta llegar a Aldeaseca de Armuña donde comemos
en el parque municipal bajo unas buenas sombras. César nos espera
en el pueblo con las ruedas del remolque ya cambiadas en Salamanca. Las
anteriores estaban destrozadas por algún problema con el eje del
conver 13. El plan para hoy era dormir en Calzada de Valdunciel pero tras
la comida, como vemos que es buena hora, decidimos seguir hasta El Cubo
de Vino. Salimos hacía Castellanos de Villiquera
y solo gracias al GPS y a los waipoints que llevo conseguimos seguir adelante
ya que el marcaje es absolutamente nulo. Lo siento por los que vayan andando
porque como se pierdan se pegaran una panzada de andar para recuperar
la buena dirección. Por un camino continuación del que hemos traído
llegamos a Calzada de Vandunciel (punto en el que en un principio
estaba previsto acabar la etapa) decidimos seguir adelante. El camino,
bueno al principio, poco a poco se pierde y las flechas nos llevan de
nuevo a la carretera. La ruta que marcan todas las guías se ha
perdido e incluso un principio de pista junto a la vía del tren
la han labrado. Seguimos hasta el desvío a la cárcel
de Topas con la esperanza de retomar aquí el camino. Hacemos
un trocito de camino por la derecha de la carretera hasta que llega un
punto que es impracticable incluso andando y los tramos que vemos no son
los que buscamos. Además las obras de la autovía por la
izquierda de la carretera lo han modificado todo. Ante este desconcierto
preguntamos en una casa de campo y nos dicen que el camino se ha cerrado
y que es mejor seguir por la carretera. Pedro no va muy bien y parece
algo afectado por el calor y el cansancio. A pesar nuestro no nos queda
más remedio que pedalear por una carretera muy transitada hasta
El Cubo de la Tierra del Vino. Al llegar al pueblo tomamos unas cervezas y unos helados para aliviar el calor y el cansancio en el bar El Peregrino y que nos saben a gloria. Está llevado por un chaval muy agradable que nos cuenta cosas del camino y después alquilamos unas habitaciones triples y dobles en casa Carmen. Luis consigue tener como de costumbre una individual, pero es que la amenaza de roncar vale mucho. Tras la cena un Fray Angélico en uno de los bares del pueblo, a escribir estas lineas en el porche de la casa y a dormir entre las sábanas de la abeja Maya (...quien me lo iba a decir a mi...). Otros duermen con los 101 dálmatas.
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