Arrés - Lumbiér

Nos despertamos a las 6'45, nos levantamos todos en silencio y sin rechistar. Esto en adelante no será lo habitual. En perfecto orden vamos recogiendo los bártulos y preparamos las bicis. Los demás ocupantes del refugio hace ya un rato que desayunaron y salieron de camino. Las personas que van a pie madrugan más y entran el los refugios antes que los ciclistas.

Desayunamos con José Luis el hospitalero y tras dejar un buen donativo para el refugio salimos en una rápida y fresca bajada hasta encontrar nuestra primera flecha amarilla del viaje. La mañana es fresca y agradable y eso nos permite circular rápido con un pedaleo fácil por estas buenas pistas con algún que otro repecho de poca duración. Vamos pillando a los compañeros de refugio que madrugaron más y les deseamos buen camino. Ya no los volveremos a ver nunca más. Así llegamos a Martes y ya en la provincia de Zaragoza, a Mianos y Artieda.

Todo va bien hasta que siguiendo las flechas abandonamos la carreterita a Ruesta para tomar el sendero marcado. Este es precioso y divertido al principio pero poco a poco se va cerrando hasta obligarnos a ir andando confirmándonos que por allí no pasan ni siquiera los que van a pie. Así nuestra media se estropea y pasamos de ir sobrados a preocuparnos por el tiempo perdido, entrando en las horas de más calor.

Llegamos a Ruesta y hacemos un alto para comer algo y refrescarnos. Preguntamos por el camino que asciende a la sierra y ante las dudas de los allí presentes decidimos no hacer experimentos. Salimos bajo un intenso sol pero a buen ritmo por la pista asfaltada que asciende hasta el puerto de Cuatro Caminos.

Vicky empieza a tener problemas en una rodilla que no parecen ser motivados por una tendinitis sino por un golpe recibido en el sendero ya que la moradura no tarda en aparecer. Allí, como ya conociamos por el viaje anterior, tomamos un camino a la derecha que recorre la sierra por su cordal hasta retomar el camino original que asciende desde Ruesta. Comienza aquí un rápido descenso hacia Undués de Lerda por un camino en malas condiciones que luego se transforma en sendero y que acaba en los restos de una vía romana. Tras un pequeño debate decidimos dejar las flechas amarillas y dirigirnos a Javier. En este tramo nos desorientamos y perdemos un rato en tomar el camino bueno. Entramos en Navarra y por fin llegamos a Javier, más tarde de lo esperado y con más molestias en la rodilla de Vicky. Llamamos al coche de apoyo que está en Sangüesa y le decimos que venga aquí para comer.

Después de comer bien y refrescarnos un rato sobre el césped salimos hacia Sangüesa. Hay que pasar por asfalto un puerto que martiriza algo nuestras piernas -aún estamos algo resentidos de la etapa de ayer-, pero que se compensa con un rapidísimo descenso hacia Sangüesa. Visitamos la Iglesia de Santiago, Palacio del Príncipe de Viana, Santa María la Real, resto de la población y sellamos en el refugio. Aquí nos advierten que no hay otro hasta Izco o Monreal. Mal asunto pues a Vicky le sigue doliendo la rodilla.

Salimos por la carretera hasta Liedena dejando Rocaforte a nuestra izquierda y de allí hacia la Foz de Lumbier, precioso paraje labrado por el río y en el que se atraviesa un largo y oscuro túnel en el que necesitamos nuestras linternas. Es domingo y el camino está saturado de visitantes. Vicky pedalea cada vez con más dificultad y decidimos llamar a Cesar para que vaya "gestionando" un lugar para dormir ya que no hay refugio conocido. Pregunta en un hostal y los precios son prohibitivos. Entre tanto llegamos a Lumbier y tras un animado debate, de forma democrática decidimos ir al camping a ver como está. Allí descubrimos una roulotte que nos alquilan a buen precio así que nos quedamos. Ducha caliente por fin, colada y buena cena en el mismo camping. Hacemos un nuevo intento por dormir aunque esta noche un "particular" y humano motor Luis "Perkins" nos lo impide.

Ya empezamos a tener la sensación de estar en el Camino.