Etapa 4
		Distancia 66 km. Desnivel 1.816 mts Tiempo 5,33 h.

Sabiñánigo - Aragües del Puerto (1/2)

Martes, día 1 de julio de 2008

Hoy el día amanece soleado tras la intensa lluvia de ayer por la tarde. Madrugamos como siempre, recogemos la ropa de los tendedores, aún mojada y bajamos las bolsas al coche. Merche aún no ha aparecido y Tere decide esperarla. El restaurante donde teníamos previsto desayunar está cerrado por defunción. Buscamos una alternativa y a eso de las 7.45 ya estamos pedaleando por el centro de Sabiñánigo en dirección a Larrés. Debemos llegar hasta el desvío a este pueblo y coger a los pocos metros, a la derecha, un camino que nos lleva al pueblo. El pedaleo, como todos los días, es cansino al principio dando tiempo a que las badanas de nuestros culotes se adapten a nuestros maltrechos traseros.

Como ya me temía, el río Aurín baja con bastante caudal repartido en varios brazos. Me alegro de la decisión tomada el día anterior de no salir desde Senegüe ya que esto nos obligaría a cruzar el río a pie.

El track alternativo que tengo marcado nos introduce por un camino a la derecha, justo antes de la primera curva de la carretera a Larrés. Al principio está bien, pero luego, vestido de hierba, se va transformando en un agradable, pero mojado sendero, por el que pedaleamos en fila de uno hasta llegar a la ermita de San Cosme . Reagrupamos todos y por la izquierda de la misma, a través de un cerrado sendero, llegamos a Larrés, justo al camino que nos habría traído de Senegüe. Ya estamos sobre la ruta de la guía.

Larrés es un pequeño pueblo donde está el museo del dibujo . Hacemos unas fotos y salimos por asfalto en dirección a Acumuer . La carreterita deja a la izquierda algún yacimiento de gas y entre varios sube y bajas, nos deja en el desvío de un camino de tierra que asciende por el barranco de Bolás un poco antes de llegar a Isín .

Comienza la subida por una pista de tierra en regular estado, pero mejor de lo esperado tras la tormenta de la tarde pasada. Pedregosa y abarrancada, su desnivel nos permite subir charlando animadamente y sin distanciarnos demasiado. Entre el frescor de la mañana y el hecho de que pedaleamos por un espeso bosque, el ascenso se hace agradable. En poco rato llegamos a Asque , pueblo o caserío en ruina total. El ascenso continúa, ahora ya más cansino, formándose varios grupos que cerramos Michel, Antonio, Edu y yo. Hoy me encuentro de maravilla, pero me preocupa el final de etapa en la que la presencia de tanto asfalto me aburre y cansa lo inimaginable.

Llegamos hasta un primer collado donde nos esperan los primeros, ya cerca de la ermita de San Antonio o del Pueyo y que César se acerca a ver.

Lejos de terminar el ascenso, ahora comienza lo peor. La pista, siguiendo el cordal de la sierra, comienza a subir en fuertes rampas que nos obligan a desmontar "in extremis". Edu está a punto de perder una cena con Antonio que casi consigue ascender una rampa imposible con terreno suelto. Aún resuena el grito de alegría de este cuando Antonio, en el instante final, tiene que bajarse de la bici.

El paisaje durante este tramo es espectacular. A la derecha el valle de Acumuer con la cara sur de Telera y toda la sierra de Partacúa, Collarada y a la izquierda el valle de la Garcipollera , sierra de las Blancas e incluso la Canal de Berdún . En poco tiempo llegamos a las ruinas de una antigua borda que marca el principio del largo descenso al Valle de la Garcipollera.

Tras pasar una barrera, comienza una bajada por una pista en malas condiciones al principio, pero que mejora a medida que descendemos. Paramos a reagrupar en un aljibe construido para caso de incendio y continuamos pasando junto al desvío que va al abandonado pueblo de Larrosa . La pista acaba en la que, por la Garcipollera, llega hasta Santa María de Iguacel .

Un grupo decidimos ascender por unas fuertes rampas hasta esta iglesia mandada edificar por el Conde Sancho Galíndez y su esposa Urraca bajo el reinado de Sancho Ramírez y que concluyó su construcción en el año 1072. Igualmente se sabe que fue sede de una comunidad de monjes y que al final del siglo XI se le añadió los ornamentos de los que carecía inicialmente, citándose en la inscripción de la puerta su autor, que fue el maestro Galindo Garcés. Esta se encuentra al otro lado del barranco de Iguacel . Impresiona cruzarlo por las represas anti avenidas a rebosar de piedras traídas por el río en sus momentos de furia.