Etapa 1
		Distancia 66 km. Desnivel 1.810 mts Tiempo 5,12 h.

Pont de Suert- Senz (1/2)

Sábado, día 28 de junio de 2008

Hace bastante frío. En el camping aún no da el sol y son las seis de la mañana. Los bungalós del camping Alta Ribagorça donde nos alojamos, son absolutamente simples. La cama y un armarito. La falta de rodamiento hace que aún demos vueltas buscando las cosas y que algunas se pierdan. Más tarde aparecerán todas. No en vano es el primer día de aventura.

Nos han preparado el desayuno a las 6.30 de la mañana y eso si es de agradecer. Lo tomamos y bien forrados con manguitos y chubasqueros salimos sobre las 7.15 en dirección a Pont de Suert , lugar oficial para empezar la aventura y localidad donde la acabamos el año anterior. La carretera desciende y el pedaleo es fácil, sin embargo está fuera de la influencia del sol y hace bastante fresco.

En el mismo punto donde la acabamos el año anterior, nos hacemos una foto de grupo y salimos buscando la pista, ahora asfaltada que asciende hacia Espolla. Nos liamos a la salida de un puente sobre el río Noguera Ribagorzana y por la vertiente del barranco por la que se sube. Pronto lo solucionamos y tomamos el camino correcto que asciende. Según la guía, nos esperan unas fuertes subidas por lo que intentamos ir calentando con suavidad. Nada, imposible, es el primer día de pedaleo y el personal anda algo desbocado intentando dejar claro la forma física de cada uno. Hay cosas que no cambian ni con la edad. Entre esto, las fotos y que la pendiente se va endureciendo, el grupo se fragmenta mucho. Pronto abandonamos Cataluña, entramos en Aragón y tras unas fuertes recurvas, el camino se hace menos duro y llagamos a un desvío en el que entramos en camino de tierra. De seguir por asfalto se llega en pocos metros a Cirés . Reagrupamos y tomamos en ascenso un camino de tierra que modera nuestro ímpetu y hace que pedaleemos más unidos. El camino, entre vegetación, está en regular estado con zonas llenas de charcos y zonas con bastante piedra. También aparece ganado lanar en pastos vallados. Espolla no lo vemos o pendientes de otra cosa se nos pasa.

Poco a poco el camino se hace más suave y tras coronar un pequeño alto debemos atravesar alguna zona donde no quedan tan apenas unas huellas de trazado. Está muy mojado y con barro, pero las vistas al pirineo son espectaculares con el macizo de las Maladetas al fondo y propician alguna foto. El monte esta verde como pocas veces había visto, a lo que ayuda muy probablemente, la temprana hora de la mañana.

Tras cruzar estos prados, el camino transita bajo bosque mixto de pinos y árboles de hoja caduca, siempre húmedo y sin demasiados desniveles. Cruzamos el arroyo Montol y ascendemos para abocar a pistas buenas que se unen a otras mejores que transitan bajo los pinos. Pronto vemos Bonansa a la derecha, bajo nosotros. La pista da un rodeo para salvar el barranco de la Mola , pero siempre en dirección al pueblo.

Así llegamos hasta la carretera A-1605 a los pies de Bonansa . En el pueblo conozco el bar y surge una votación para ver si entramos a tomar algo. Tras un ejercicio de curiosa democracia inversa, por nueve votos en contra y dos a favor entramos a tomar algo. Unos tomamos solo un café con leche y los más un bocadillo y refrescos.

Sin perder demasiado tiempo salimos, ahora por carretera, en dirección al puerto de Bonansa . La ascensión la hacemos suavemente y en poco tiempo. Lo coronamos (1370 m) emprendiendo un veloz descenso por una buena carretera y que solo interrumpo para realizar unas fotos. La bajada tiene algún tramo peligroso como el que hay a la salida de un túnel que acaba en una curva de 180º. Por lo demás, sin problemas, descendemos junto al río Isábena hasta el puente sobre el río o barranco de Espés o río Blanco . Michel pincha en la bajada y el pobre se queda solo, pero soluciona la avería con prontitud. En este punto llegan unos ciclistas de Barcelona que emprenden la subida tras un rato de charla. Este camino ha sido asfaltado -la última vez que pasé por él, era una pista de tierra- y ascendemos con cierta comodidad a pesar de subir bastante entre recurvas y adelantando a los barceloneses que van con alforjas. Al final de ellas el camino se hace más llano, incluso con tramos descendentes.

Sin ningún problema, salvo las múltiples paradas que realizamos, llegamos a la altura de Espés Bajo . Somos un grupo demasiado numeroso para llevar un ritmo estable. Aquí abandonamos el asfalto dejando el pueblo a la derecha y tras cruzar una barrera comenzamos a ascender por una pista en regular estado, pero muy agradable de pedalear. El monte está impresionante debido a las lluvias caídas en los últimos meses y no da la sensación de estar a finales de junio. Las montañas que vemos en la lejanía aún conservan bastante nieve. La sierra de Ballabriga nos protege por nuestra izquierda.