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El sol es tenue, demasiado y al volver la vista, vemos el castillo de Molina y la ciudad cubiertas de nubes poco amistosas. La pista por la que rodamos es amplia, rodeada de cereal seco sin cosechar y alguna zona más verde de girasol.
Del pueblo sale un camino que atraviesa una zona enlosada y asciende rápidamente en dirección a un bosque de carrascas. El firme es pedregoso pero se trepa fácilmente por él a ritmo de platillo
Tras un pequeño error que subsanamos con rapidez encontramos el camino correcto. Este asciende hasta un pequeño collado desde el que descendemos a buena velocidad hasta un pequeño vallecito donde un pequeño puente nos permite cruzar el barranco Valfrío .

Dejamos la pista buena y tomamos un desvío que pronto cambia de dirección y al cabo de un rato acaba en un campo. ¡Ya empezamos! Sin dudarlo cruzamos en línea recta y en 200 m aparece una senda que seguimos.


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Molina de Aragón - Albarracín (1/3)

 

Miércoles, 8 de julio de 2009

Pipipi. pipipi. No me he enterado de la noche. ¡Si parece que fue hace un momento cuando me acosté¡ Me levanto y miro por la ventana. El cielo está algo nublado y hace fresco. Hoy nos espera la etapa más dura y no me gustaría que una tormenta nos cogiese en plena sierra. Desayunamos en el bar del hotel y salimos a las 7,20, bien abrigados, para cruzar Molina de Aragón hasta encontrar el camino de Molina a Alustante. Recorremos gran parte del pueblo hasta que por fin encontramos la pista de tierra que pasa junto a unas perreras en pésimas condiciones.

CASTILNUEVO

Después de la reconquista de Molina de Aragón sus condes se dedican a perfeccionar el gran alcázar de la capital molinesa, y construyen, cerca del río Gallo, otro nuevo castillo, al que llaman "Castilnuevo" a principios del siglo XII.

El viajero podrá admirar aún la recia estampa de este antiguo castillo, aunque ha quedado ya desfigurado por sucesivas reformas. Está enclavado en un altozano sobre el valle, y en principio, tuvo una barbacana o recinto exterior, prácticamente desaparecida. Esta se aprecia mejor frente a su fachada, en el muro norte: son arcos dobles, y la puerta se halla franqueada por sobresaliente torreón seguido de un lienzo que corre hasta la recia y cuadrada torre mayor. Su aspecto es imponente, y, aunque luego fue utilizada como casa de recreo, meramente residencial, todavía puede el aficionado a castillos contemplar una silueta valiente y un rancio bastión de la Edad Media.

El castillo se rodea de un caserío escueto, en el que abundan curiosos ejemplares de arquitectura popular, con edificios de viviendas, signos geométricos en sus fachadas, así como recintos para almacenamientos de productos agricolas. En el extremo norte del poblado, algo retirada, se encuentra la iglesia parroquial que corresponde en su origen al momento mismo de la repoblación, y así muestra una estructura de una sola nave, con espadaña a los pies, y portada al norte, de traza semicircular, sencilla, con bolas talladas. El interior sólo presenta algún que otro retablo, popular y moderno, sin interés.

 

www.turismocastillalamancha.com.

El sol es tenue, demasiado y al volver la vista, vemos el castillo de Molina y la ciudad cubiertas de nubes poco amistosas. La pista por la que rodamos es amplia, rodeada de cereal seco sin cosechar y alguna zona más verde de girasol. Esta asciende ligeramente hasta un pequeño alto para luego llanear. En un cruce, frente a unas naves, giramos 90º y tomamos un camino peor que desciende hasta la carreterita de Castilnuevo , justo a la entrada del pueblo. Este crece en torno al castillo que da nombre al pueblo y que fue construido en el siglo XII. Aquí, lugar que don Miguel de Cervantes conoció personalmente, pueden identificarse plenamente las diversas peripecias que ocurren en pasajes de El Quijote y en el referido a la aventura de la Insula en el Castillo de los Duques.

Dejamos atrás el pueblo y tras una ligera cuesta se abre ante nosotros una larga pista de algo más de seis kilómetros en ligero ascenso y rodeada de campos donde se alternan los ya labrados con otros de cereal. Es el camino de Torremochuela . Llegamos hasta este pueblo en varios pelotones y César nos confirma que está junto a la iglesia. Reagrupamos y mientras descansamos un ratito, Tere encuentra un viejo paraguas con el que se pasea montada en la bici de forma inestable. Como no puede frenar bien, lo resuelve de su forma habitual; tira la bici al suelo, pero ella, con una elegancia indiscutible, continúa con la sombrilla en la mano. ¡Para haberse "matao"!

Del pueblo sale un camino que atraviesa una zona enlosada y asciende rápidamente en dirección a un bosque de carrascas. El firme es pedregoso pero se trepa fácilmente por él a ritmo de platillo. De vez en cuando deja algún respiro, pero rápidamente vuelve a ascender. Al final llegamos a una zona conocida como La Segoviana y el camino se hace más llano. Nos quitamos la ropa de abrigo.

Estamos en los Montes de Picaza y aparentemente estamos pedaleando por su cordal. A medio camino nos encontramos a un abuelo con su perra Carmencita que le acompaña en su recorrido con la bici. La perrilla nos mira asustada y no se aleja de su dueño que durante unos minutos habla con nosotros. Es buen conocedor de la zona y nos da unas cuantas indicaciones. Seguimos adelante y en una zona donde hay varios desvíos y decidimos reagrupar, el yayo nos adelanta. Reanudamos la marcha y al cabo de unos minutos veo al abuelo jadeando al lado del camino y poniendo piedras en el suelo.

-¿Qué le pasa? - Le pregunto .

-Nada hijo, que os he dado mal las indicaciones y me he adelantado a poneros unas marcas para que no os perdáis. -me contesta jadeando.

-Muchas gracias, no se tenía que molestar, llevamos GPS -le digo .

-Ah - contesta con cara de asombro .

Nos despedimos del amable abuelo y pocos metros más adelante veo una flecha en el suelo hecha con piedrecitas. Luego dirán que no hay gente buena. Lo que más me duele es que nuestro recorrido va por otro lugar y se podía haber ahorrado el tremendo esfuerzo. En este mismo punto tengo marcada una variante para llegar al pueblo de Traid sin tocar asfalto. La pista de buena calidad, desciende ahora de forma rápida hasta llegar a la ermita de Santa Lucía . Se supone que aquí hay una fuente, pero se encuentra un poco más adelante. Reagrupamos de nuevo -será una constante en el día de hoy porque hay multitud de caminos que nos pueden despistar y GPS solo lo llevamos Michel y yo- y en subida nos acercamos hasta el pueblo de Traid . Es muy pequeño y tan apenas hay unas cuantas casas. Salimos por su carretera de acceso hasta encontrar una pista en muy buenas condiciones -como casi todas las de la zona que recorremos hoy- que nos lleva en dirección a la sierra y sus bosques de pino. Tras un pequeño error que subsanamos con rapidez encontramos el camino correcto. Este asciende hasta un pequeño collado desde el que descendemos a buena velocidad hasta un pequeño vallecito donde un pequeño puente nos permite cruzar el barranco Valfrío . Esperamos aquí a que lleguen Luis y José Luis que son los últimos. Luis para casi en seco y José Luis, al hacer su ya clásica parada con derrapaje, se lo come literalmente. Choca con él rebotando y durante unos instantes que se hacen eternos, titubea en el aire hasta darse de bruces con el suelo, faltando escasos centímetros para caerse por el puentecito. Tras el susto, las risas y el cachondeo imaginándolo con la cabeza en el agua y los pies agitándose en el aire. Él, como de costumbre, ni se inmuta.

Dejamos la pista buena y tomamos un desvío que pronto cambia de dirección y al cabo de un rato acaba en un campo. ¡Ya empezamos! Sin dudarlo cruzamos en línea recta y en 200 m aparece una senda que seguimos. Poco a poco, esta se convierte en camino y comienza una penosa pero corta ascensión que casi hace que caigamos de espalda en algunos momentos. Mientras reposamos y reagrupamos Tere y Marcos, el jabalí de Binaced, hacen unos estiramientos empleando a Pedro como apoyo improvisado.

El camino se hace cada vez mejor y llanea rodeando el cerro del Horcajo hasta llegar a la ermita de Santa Ana . Aquí salimos a la carretera de acceso a Alcoroches y llegamos hasta el pueblo en algo menos de un kilómetro.

 

 

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