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Salas de los Infantes - Burgo de Osma (1/3)
Domingo, 5 de julio de 2009 Nos levantamos temprano, sobre las 6,15 de la mañana. Ha sido una buena noche en una pequeña, pero cómoda habitación, tan solo alterada en alguna ocasión por la algarabía de los trasnochadores. Como ya nos informaron el día anterior, no hay nada abierto donde desayunar. A las siete nos espera en la puerta el dueño del hostal. Nos lleva en su coche mercedes hasta el almacén donde guardamos las bicicletas el día anterior. Los que no cabemos en su coche empleamos la furgoneta-patera que nos sirve de coche de apoyo. En poco rato preparamos, revisamos y engrasamos nuestras bicicletas.
Debemos salir por la carretera que une Salas de los Infantes con Castrillo de la Reina. Es ancha y recién arreglada con un perfil suave aunque casi siempre en ascenso. Hace frio y lo combatimos con manguitos o chubasqueros. A veces se nos olvida que no bajamos de los mil metros de altitud. Con el sol despuntando en el horizonte llegamos a Castrillo de la Reina , pueblo en el que apenas entramos para desviarnos enseguida por una carreterita estrecha en dirección a Moncalvillo. El camino ya no es tan llano y va ascendiendo progresivamente por un bosque de robles. A tramos, la carreterita se endurece mucho más y entre recurvas llegamos al collado de Piedra Redonda donde reagrupamos. El sol ya empieza a calentar y nos despojamos de parte de la ropa de abrigo. Descendemos un poco hasta una zona más húmeda donde el camino retoma su trazado ascendente hasta coronar el paraje de los Huertos Nuevos . Ya vemos Moncalvillo en el fondo del valle y descendemos a él en pocos minutos. El pueblo aparece a estas horas solitario y solamente encontramos un par de ancianas que preparan unos cojines para sentarse en unos bancos a la puerta de su casa. El pueblo se asienta rodeando a la iglesia de San Pedro y pertenece a la comarca de la Demanda. En la plaza, de curioso nombre - Plaza de los esposos Matías E de la Fuente y Clara Aguilar - que debe traer de cabeza al cartero, encontramos un antiguo lavadero y una pequeña represa sobre el río Ciruelos . Vemos también una calle llamada de los Emigrantes a Méjico lo que hace pensar en el pasado de sus habitantes. Ya discurren para poner nombre a los sitios. De este pueblo era natural uno de los fallecidos en el atentado de las Torres Gemelas en nueva York. Una vez descansados y después de múltiples fotografías salimos de él por la Calle Real que se transforma en un camino en ligero, pero en continuo ascenso que no es otro que la Cañada Segoviana . El camino sigue paralelo al río Ciruelos por un paraje relajante entre peñascos que esconden alguna tenada en su parte baja. Mientras disfrutamos de las vistas nos encontramos con un par de vecinas que regresan al pueblo después de un paseo. En poco tiempo llegamos a una zona algo más amplia donde el río Ciruelos recoge las aguas del Barranco de la Vega . A partir de aquí el camino toma más desnivel y comienza a aparecer ganado vacuno. Pedaleamos cómodos y relajados entre viejos robles que dan sombra al camino. Ya vemos el collado donde parece que cambiaremos de vertiente. Está situado a 1200 m de altitud y se llama Cabecita de los Siete Hermanos . Vaya nombres usan por estos lares. Aprovechamos para reagrupar y quitarnos la poca ropa de abrigo que aún llevan algunos. Paz comienza a quitarse sensualmente los manguitos en un baile al estilo Gilda. Las cámaras no se pierden ni un solo detalle. La pista, ya en descenso, se hace mejor, es arenosa, pero, muy buena para rodar. Nos lanzamos a toda velocidad hasta una zona de prado amplia donde unas cercas indican que se trata del lugar donde guardan el ganado. Continuamos por camino más llano hasta desembocar en el camino de la Tejera -centro forestal- justo donde cruza el ferrocarril abandonado -Santander - Mediterráneo, creo- que ya vimos ayer. Si estuviera preparado, sería una estupenda vía verde, por su longitud y por su entorno. Desde aquí y en pocos minutos llegamos a Rabanera del Pinar . El pueblo, muy bien conservado, está dividido en dos partes por el antiguo ferrocarril. Una, por donde pasamos y la otra al pie de unos peñascos. Como dato curioso diré que es uno de los sitios con menos riesgo sísmico de España. Buscamos un lugar donde desayunar algo y un amable lugareño, con muchas ganas de hablar, nos indica un par de sitios, pero están cerrados. Charlamos un rato con él y como buen conocedor de la zona nos indica el camino correcto a seguir y que coincide con el que teníamos en mente recorrer. Como de costumbre, se trata del camino que más asciende. La pista, tras atravesar una cleta, mejora a cada momento. Desde el collado el camino ya desciende entre bosques de pinos. Nuevamente nos lanzamos a toda velocidad. En un acopio de valor y de falta de sentido común, decido filmar la bajada ( una prueba que sale bien y que repetiré durante el resto del recorrido) mientras sigo a Luis. Pronto llegamos a Aldea del Pinar tras atravesar el río Beceda , César nos espera aquí. Por la emisora ya nos ha comunicado hace un rato que en el pueblo tampoco hay donde desayunar, pero ascendemos hasta la plaza para ver la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción . En la portada hay una hermosa escultura en piedra de la virgen. Preguntamos a los vecinos que nos indican que en Hontoria del Pinar hay bar. Es domingo y temprano; esperemos tener suerte. Salimos del pueblo por una carreterita estrecha que desemboca en otra mejor que corre junto al río Moyuelo.
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