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Salas de los Infantes - Burgo de Osma (2/3)
Ya en Hontoría del Pinar , pueblo situado a la entrada del Cañón del río Lobos , César nos avisa que ha encontrado un bar abierto. Es el bar Galindo. Quiero dejar constancia del lugar porque nos tratan de maravilla. Nos ofrecen bocadillos de embutidos artesanos elaborados por ellos mismos. Al final nos decantamos todos por el jamón casero que sirven en gran cantidad. La dueña sale a buscar pan y le ayudan varios familiares en la preparación porque para este pequeño local somos todo un ejército. Chavi merodea por la cocina y se gana un buen bocado de jamón y una proposición de baile de la cuñada de la dueña. Unas jarras de cerveza y un rato de charla con el dueño ayudan a decidir una variación en nuestro recorrido. Le cuento el itinerario que elaboré en casa para evitar la carretera a San Leonardo de Yagüe . Me confirma que es correcta, pero también nos dice que merece la pena recorrer todo el barranco del río Lobos desde aquí. Tenemos dudas porque en los diarios de otros ciclistas que hicieron la ruta comentaban que había tramos en los que la dificultad era grande si el río lleva agua. El hombre nos confirma que se puede hacer sin problemas ya que el cauce está seco - que no quiere decir que no lleve agua-. Me explico, el rio corre bajo el cauce seco debido a que se trata de una zona kárstica. El agua solo aflora cuando las cuevas que hay bajo él se ven superadas por la capa freática. Tengo un momento de duda, no quiero una embarcada general de 12 km hasta llegar al lugar conocido, pero a la salida del bar Michel me comenta que ya han elegido ir por el cañón. Una decisión democrática que a la postre será de lo más acertada.
Nos despedimos de los propietarios y seguimos las indicaciones que nos han dado. Tomamos dirección a la depuradora de agua y pronto llegamos a una especie de parquin donde dejan los coches los que quieren hacer el recorrido. Entramos en el Parque Natural del Río Lobos . Comienza una senda preciosa entre pinares que se introduce en el cañón. Al principio las paredes laterales son pequeñas y el cauce está seco, ni una gota de agua. La senda está contenida por troncos de árboles sujetos con picas de madera. Todo está perfectamente marcado como PRSOBU 65. Pedaleamos emocionados por la belleza del lugar a un ritmo lento. No todos los miembros del grupo tenemos la misma práctica en este tipo de terreno. Tere y Paz, a priori, son las que más dificultades debieran tener, pero conforme pasa el tiempo me sorprenden agradablemente y, salvo zonas puntuales, lo superan con sobresaliente. Esto me anima y empiezo a despreocuparme dirigiendo mi atención a filmar parte del recorrido y a fotografiarlo todo. A cada recodo del barranco aparecen lugares dignos de fotografiarse o tomar algún video. Esto, en un par de ocasiones, casi me cuesta una caída, pero hoy me siento en racha y nada puede salir mal. El cañón se cierra cada vez más, las paredes crecen en altura y el sendero cruza el barranco varias veces, pero se puede vadear fácilmente por el cauce seco. Salimos de la provincia de Burgos y entramos en la de Soria. En algún tramo pequeño debemos desmontarnos cuando la senda remonta para salvar zonas más escarpadas de la pared. El único susto es una caída "glamourosa" de Tere que se resuelve sin más consecuencias que las risas y fotografías para inmortalizar el momento. El cañón se va abriendo poco a poco y el sendero en muchos tramos se transforma en camino. Aparecen algunas surgencias de agua, ahora secas, propias de este tipo de terreno. Tras cruzar por enésima vez el río, de repente, veo que Michel, Luis, Marcos y Pedro salen en dirección a unas rocas de la pared y se quedan como sabuesos al acecho de la presa. El primero ha visto un lagarto y decididos a fotografiarlo se quedan un buen rato haciendo mil monerías para que este se mueva y tomar una buena instantánea. Hemos pasado por parajes conocidos como Hoyo de los Lobos, La Isla, Las Raideras, El Apretadero, Malviento, Los pozuelos o Las Canales . Ya todos juntos, llegamos al puente de los Siete Ojos que divide el recorrido del cañón en dos partes y lugar donde tomamos contacto con César. Nos fotografiamos bajo sus ojos y nos acercamos a una zona de descanso y parquin donde aprovechamos para beber algo fresco y comer unas galletas que nuestro compañero ha traído en el coche-patera de apoyo. Retomamos el recorrido y la presencia de senderistas y ciclistas aumenta. En la primera parte del recorrido apenas nos hemos cruzado con cuatro o cinco personas. Todos hacen el recorrido a la inversa que nosotros. Unos paneles explicativos muestran el origen del cañón y fotografías de cómo es cuando baja agua y la verdad es que asusta. El cañón es ahora más amplio, el cauce es muy ancho y el sendero se difumina en bastantes lugares. Optamos por seguir el sendero balizado que en bastantes momentos se transforma en camino. En algunas ocasiones se eleva sobre la ladera por un terreno algo peor pero ciclable. En una zona conocida como El Perín , debemos pasar el sedero tallado en la roca por una pasarela aérea que evita la primera zona que encontramos con agua. El camino vuelve a ser ciclable y el cañón se cierra más convirtiéndose en un tortuoso recorrido con continuo cambios de dirección en las zonas de Las Fuentes, El Apretao, Pozo Negro y los Picaraños . Ahora ya aparecen numerosas zonas con agua llenas de abundante vegetación, sobre todo con nenúfares. Pedaleamos todos juntos y cada vez encontramos más senderistas. José Luis, en uno de esos "raros" momentos de despiste, se cae sin ninguna consecuencia. En algún recodo del camino donde el cañón se abre algo más, encontramos un rebaño de ovejas que dormitan tranquilas sin inmutarse a nuestro paso. Solo otro tramo pequeño donde circulamos por unas escaleras de piedra para acabar en el Mirador de los Nenúfares donde reagrupamos y el sendero vuelve a ser ciclable. Durante el trayecto podemos observar multitud de buitres y otras rapaces amén de Marcos, un nuevo espécimen de jabalí introducido desde Binaced que se caracteriza por espantar ciclistas, algún niño y marcar el territorio constantemente. Poco más adelante dejamos a nuestra izquierda una cueva - Cueva Negra - y unas viejas colmenas elevadas sobre la pared - Colmenar de los Frailes - que ya utilizaron los templarios que habitaban en la ermita de San Bartolomé. El sendero nos obliga a cruzar alguna vez más el rio ahora con un poco de agua. Esto ocasiona problemas en mi ciclo-computador que muere aquí.
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