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A nuestra izquierda, majestuosa y llena de pinares con zonas repobladas, la sierra de Guadarrama

Tomamos ahora una pista tapizada de hierba en dirección sur, pero siempre entre los límites de la cañada

Edu se marea. Los más grandes también caen. Lo tendemos en el suelo con los pies en alto y se recupera pronto y sin consecuencias

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Ruta Cañada Real Soriana Occidental
Soria -Salamanca

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Valsaín - Ávila

 

Martes 6 de julio de 2010

La noche pasa rápida, aunque no consigo dormir de un tirón. Siempre extraño camas ajenas. Da la sensación que amanece un poco más tarde, pero quizás se deba al lugar donde nos encontramos. Cuando suena la sirena de Antonio llevo unos minutos despierto. Tengo todo preparado para bajarlo al coche -ventajas de llevar la llave de repuesto-, pero al levantarme la escocedura me hace bastante mal. La rodilla tampoco anda mejor. Busco la pomada que me dio ayer Yoli, pero no la encuentro. Como sé que Pedro también tiene le pido un poco. Empapo unas gasas y la coloco en el coulotte.

Como el espacio es pequeño y hay mucho revuelo, bajo a los baños del piso inferior y saco las maletas y el ordenador al coche. En los bajos de la casa están Michel y Darío, otro trabajador del centro, que ha venido a prepararnos el desayuno. Le ha explotado la cafetera y el café ha caído sobre el ordenador de Michel. Afortunadamente no hay que lamentar lesiones ni en uno ni en otro. El desayuno es anárquico como todos nuestros movimientos. Somos un grupo demasiado grande y el momento es todo menos relajado. Un montón de gente revoloteando como buitres alrededor de la mesa con los cereales, leche, etc.

Nos despedimos de Yoli, Chavi e Isma que se vuelven a casa. Chavi ha roto la bici y si usa la de Isma este no disfruta del viaje. Aún así, se quedarán una mañana por Segovia para comer un buen cochinillo.

Sobre las 7.30 h comenzamos la ruta. Cruzamos el puente sobre el río Eresma y cruzamos Valsaín ascendiendo por una pista asfaltada. Michel, que como jovencito que es, desconoce el término calentar, tira del grupo con fuerza. Intento mantener el ritmo, pero la rodilla me avisa. Reduzco el desarrollo y a disfrutar del ascenso. Por suerte aparece una valla que cierra el paso a los coches y allí reagrupamos.

En 30 minutos estamos sin problemas y apenas cansados en el collado de la Gallega . Juanfra nos había asustado el día anterior al mirarnos extrañado que quisiéramos subir por allí para acortar algo la ruta. Me imagino que tenemos diferente concepto de subida dura. Desde este collado divisamos Segovia y sus pueblos satélites.

El camino se bifurca. Tomamos el de la derecha y comenzamos a descender por pista asfaltada hasta Cabeza Gatos . A lo largo de este tramo encontramos grandes montones de troncos de coníferas apilados para su transporte. Aquí hay un nuevo desvío. Seguimos el de la derecha que continúa en descenso, pero ahora por una preciosa pista entre bosques de coníferas. A nuestra izquierda, majestuosa y llena de pinares con zonas repobladas, la sierra de Guadarrama. A nuestros pies ya divisamos el embalse de Puente Alta .

En medio del descenso, una cancela interrumpe la marcha. Reagrupamos para pasar todos y nos llama la atención que tiene una señal de tráfico de prohibido estacionar. O es una broma o alguien debe repasar el código de circulación.

Descendemos agrupados hasta que el camino termina en el punto en que retomamos la cañada. La alternativo que hemos tomado, ha dado su justo premio y nos hemos ahorrado una gran vuelta, a todas luces innecesaria. Tomamos ahora una pista tapizada de hierba en dirección sur, pero siempre entre los límites de la cañada. Poco a poco, esta se transforma en un sendero muy cerrado que nos dificulta el avance. Imagino que cuando la hierba se agoste, se hará más evidente y rápida.

A las 8.36 h Tere, impredecible a estas horas de la madrugada, decide bajarse de la bici con su forma acostumbrada y glamurosa. No hay ninguna consecuencia, afortunadamente. Ahora el sendero se empina y aparecen piedras entre la hierba lo que obliga a desmontar en algún tramo. Afortunadamente esto dura poco y el sendero aboca a otro más ancho y limpio -me da la impresión que es un sendero marcado- que nos lleva hasta el embalse de Puente Alta .

Justo en el aparcamiento, a nuestra izquierda, sale otro sendero marcado que nos lleva a cruzar por un puente un río. De este agujero salimos ascendiendo a pie por una empinada senda hasta alcanzar una zona más llana y por la que podemos pedalear. Es un sendero suave que poco a poco va ascendiendo por el tapiz verde. Cuando llegamos a un desvío, me llama Pedro para decirme que Edu se marea. Lo tendemos en el suelo con los pies en alto y se recupera pronto y sin consecuencias.

Continuamos camino por fuera de la cañada. Volvemos a entrar en ella cuando aboca a la cañada Soriana el cordel de Piedra Zamarriegas , más estrecho, pero igualmente limitado por muros de piedra. La ruta sigue ascendiendo suavemente por un camino algo mejor y llegamos a una fuente dedicada a un tal Paco y que se abastece de unos depósitos cercanos. Aprovechamos para beber y coger agua antes de reemprender el viaje. Estamos a 1300 m de altura.

Ahora, descendemos ligeramente cuando vemos a la derecha Navas de Riofrio y su palacio, retiro de caza de antiguos reyes. La pista va mejorando y siempre sin dejar de descender llegamos a una vía del tren que cruzamos por un paso inferior.

Estamos junto al peaje de la AP-61. Seguimos paralela a ella en dirección oeste y nos llama la atención que la línea de ferrocarril está construida dentro de la cabañera. Así, llegamos en poco tiempo a La Estación de Oteros de Herreros . Preguntamos en el pueblo por algún bar, pero no hay nada.

Seguimos pedaleando junto a la N-603 hasta que cerca de Los Ángeles de San Rafael . La cruzamos por un paso subterráneo al igual que haremos unos metros más adelante con la AP-61.

Ahora, seguimos las indicaciones que nos dio Juanra para rodear, siguiendo la cañada, este engendro urbanístico que se cobro docenas de muertos el día de su inauguración. Pasamos junto a un monumento a Jesús Gil y Gil que roza la megalomanía. Cuando llegamos al final de una urbanización, junto al campo de golf, llamamos a César para que se acerque aquí con latas, pan y refrescos. Lo hace con prontitud y ante el asombro de algún vecino, montamos el buffet libre en la acera. Latas de sardina, caballa, atún junto a jamón, embutidos y algún postre, nos dejan satisfechos.

Reiniciamos la marcha en descenso para llegar al cauce de río Tejera que cruzamos, por un puente metálico, en un medidor de caudal. Frente a nosotros las ruinas de Nuestra Sra. De la Losa a las que casi debemos subir. Una vez cruzado el río, ascendemos a pie por un duro sendero, sobre todo, teniendo en cuenta el calor que hace a estas horas. Aunque en algunos momentos podamos montar, la mayor parte del recorrido la hacemos a pie.

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