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Isaba - Espinal (2/2)
Una vez cruzado el embalse de Koxta , la pista comienza a subir algo. Este tramo es precioso, rodeados de hayas impresionantes forradas de musgo, pero se hace un poco duro para las piernas. La pista es un continuo subir y bajar cruzando barranquitos y rincones de película. Adelantamos al grupo de “beteteros” mayores que vimos antes y les hago unas fotos. Hay tan poca luz dentro del bosque que bastantes salen movidas a pesar de la cámara digital. También nos encontramos a unas técnicas que van midiendo el grosor de los árboles y que pertenecen a una agencia autonómica de medio ambiente. Hay zonas donde se está extrayendo madera de forma controlada.
Abocamos a la carreterita NA-2012 que tomamos en descenso una vez hemos reagrupado. La carretera se baja a velocidad infernal, pero tiene muchas curvas ciegas y la humedad hace que en estas se deban tomar muchas precauciones. En poco más de tres kilómetros llegamos al final de esta carreterita y lugar donde se sitúan las casas de Irati y la ermita de Nuestra Señora de las Nieves . Cruzamos el río Irati y reagrupamos junto a un puesto de información. Edu, al llegar, lanza uno de sus gritos “hipohuracanados” tan fuertes que el guarda sale de su caseta a ver cuál es ese nuevo animal que invade la zona. Desde este punto, seguimos adelante por una pista cerrada al tráfico en la que tras un pequeño ascenso para salvar un estrecho del río, se hace llana circulando entre hayedos donde apenas entra la luz. Nos cruzamos con gente a caballo y con numerosos senderistas formados por familias enteras que disfrutan de este precioso lugar y eso a pesar de estar entre semana. Siempre con el río Irati a nuestra izquierda, la pista rodea el embalse de Iraibea -Irabia- en su totalidad. El camino llano entre coníferas y hayas, bastante embarrado a tramos, llega hasta la cola del pantano, casi en el límite con Francia y que atravesamos por un puente tras el que reagrupamos. La pista ya mejor y algo más seca, transita entre ligeros sube y bajas hasta la casa de los guardas del pantano. El grupo pedalea más unido y solo paro la marcha para hacer unas pocas fotos. Reagrupados en el aparcamiento del embalse, comenzamos a subir al collado de Orión. Este camino, antes de piedra, está encementado y asciende con cierta dureza a tramos. Los kilómetros ya empiezan a pesar y la lluvia, a ratos, es algo más intensa sin que sea necesario ponerse el chubasquero. Ismael marca el ritmo de ascenso y luego lo pagará un poquito. Son los problemas de tener quince años y de la inexperiencia en rutas largas. Eso lo cura el tiempo. Ascendemos junto a la regata de Erlanz cubiertos por el bosque. En no demasiado tiempo -unos 20'- llegamos al collado de Orión donde reagrupamos. Comienza ahora un descenso bastante rápido entre zonas de pasto donde encontramos caballos y potrillos junto a alguna borda. El día nublado hace que todo parezca más verde. En la bajada nos topamos con una casa de turismo rural donde entramos a comer algo caliente ya que tenemos dudas que más tarde, en la fábrica de armas de Orbaizeta, podamos hacerlo. Nos comemos unas magdalenas gigantes de chocolate con un café con leche y descansamos un ratito. A la salida llegan los abuelitos “beteteros” que acaban de contactar con su coche de apoyo donde comen algo. Durante el resto de descenso nos encontramos rebaños de ovejas latxas . La oveja latxa es un animal pequeño, rústico. Una oveja de ordeño que produce una cantidad de leche limitada. Enseguida abocamos a la carretera NA-2032 que tomamos a la derecha para llegar pronto a la Real Fábrica de Armas y Municiones de Orbaizeta que en 2007 ha sido declarada Bien de Interés Cultural. Vemos los restos de lo que parece haber sido una gran construcción, hoy en ruinas, junto a unas casas al lado de la iglesia y en las que vivían más de 150 personas con sus familias y la guarnición. Tomamos ahora el camino que sigue junto al regato de Itolatz en dirección al collado de Navala. Como en el resto de la jornada, pedaleamos por cerrados bosques de hayas y rodeados a los lados del camino por abundante planta de digital en plena floración. Comienza a llover algo, más por el agua que resbala de las hojas de los árboles que por la que en ese momento cae del cielo. Numerosos regatos de agua descienden al lado del camino. El grupo se va separando, en especial en algún tramo corto pero muy inclinado. A medio camino nos encontramos a un grupo de scouts que ante el aumento de lluvia se han cobijado bajo un gran haya y que nos animan a seguir diciéndonos que queda poco de subida. Queda algo más de lo que dicen e Ismael empieza a pagar el esfuerzo del anterior puerto. Ya en el collado de Navala (1025m), Edu saca a relucir una de sus ideas y cruza un par de troncos en el camino ayudado por César. Poco a poco van llegando todos, antes de comenzar un falso descenso que tan pronto sube como llanea hasta que, tras una barrera, el camino, por fin, comienza a bajar fuertemente. Nos vamos encontrando bastante ganado pastando en los prados vallados que nos rodean. Durante la bajada, cuando voy pensando en sus grandes avances en materia de descenso, Tere sufre una aparatosa caída en una curva cerrada y llena de grava mojada. Afortunadamente y a pesar de la espectacularidad, todo queda en un gran susto, dolor general y en unos moratones que por su "situación" no podemos ver y que arrastrará unos días. Ya sin más problemas, llegamos a la carretera (NA-135) de Orreaga/Roncesvalles . Estamos a apenas unos metros de este lugar, pero no conseguimos reservar alojamiento antes de salir. La mayor parte de ellos son para los peregrinos a Santiago. Por ese motivo, debemos descender hasta Burguete/Auritz y luego hasta el camping Urrobi cerca de Espinal . Lo hacemos en fila india y a buena velocidad ya que el terreno tiende a bajar. Es una carretera bastante transitada. Llegamos poco antes de las cinco de la tarde. Es una etapa larga donde hemos cumplido con creces el horario y más teniendo en cuenta los casi diez kilómetros de más que hemos hecho por las necesidades de alojamiento. El camping Urrobi está muy bien montado con instalaciones muy buenas. Dormimos en el albergue en camaretas de ocho literas. Cojo una inferior para poder trabajar un poco con el ordenador descargando datos y fotos y navegar un poco a través de la red wifi del establecimiento. Por la noche me arrepentiré de esta elección ya que la separación entre literas es minúscula y claustrofóbica. Como tenemos tiempo aprovechamos para tomar algo en el bar, para lavar la ropa y las bicis organizando un improvisado taller. La cena la sirven a las 8.30 y está muy bien, pudiendo elegir un montón de platos de los que repetimos varias veces. El servicio es muy majo y encajan nuestras bromas. Edu está que se sale. Lo que tenemos peor es el desayuno, así que decidimos que lo tomaremos en Burguete donde seguro que hay algo abierto para los peregrinos. Durante la cena charlamos un buen rato con un ciclista que realizó parte de la transpirenaica y nos recomienda que en la etapa de mañana tomemos otro camino distinto al "oficial", recomendado por las gentes de ese lugar y que no resta interés al recorrido. Tomamos muy buena nota. Ruta larga pero preciosa. Han sido 83 km, 1883 m de desnivel acumulado y 5.26 h de pedaleo real. El cielo nublado, el punto justo de lluvia y una buena temperatura unido al excepcional paisaje me deja muy buen sabor de boca. De los días que no se olvidan.
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