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Aragües del Puerto - Isaba (2/2)
Salimos del pueblo y tomamos la carretera que lo une con Ansó. Está recién arreglada y ascendemos a ritmo suave algo menos de cinco kilómetros hasta llegar al collado. Lo abandonamos para tomar una pista de tierra que hace de cortafuegos. Pedro y Edu están cansados y deciden llegar por esta carretera hasta Ansó. Los demás comenzamos a pedalear ascendiendo ligeramente hasta un par de fuertes repechos donde debemos echar pie a tierra. De nuevo dudas, el track nos manda por la GR y una pista que tengo marcada con waypoints va paralela a él. Me arriesgo y sigo por la pista que al menos la podemos ciclar como ocurre durante bastante tiempo. Incluso hay tramos en los que a nuestra izquierda, pocos metros más abajo, se ve el sendero GR. Dejamos alguna pista a la derecha que vuelve a Echo y durante unos kilómetros disfrutamos del paisaje. Voy intentando ver un punto en el que pasemos cerca del track. Veo un sendero que desciende y por allí me meto a pesar de ciertas protestas. En menos de 100 metros topamos con la GR que ya seguimos. A ratos montados y a ratos andando, esta nos introduce por rincones preciosos con alguna cascadita entre paredones ideales para un eremitorio como los que frecuentemente vemos. Hay un par de momentos críticos donde se juntan varios senderos y en los que dudamos hasta encontrar el camino correcto.
Senderos húmedos y sombríos, ya no solo por la densidad arbórea sino porque el cielo se está cubriendo, escasamente nos permiten ciclar hasta que poco a poco se ensanchan y toman el aspecto de estrecha pista. Ahora, ya con pedaleo más alegre, llegamos hasta la carretera de Zuriza que parte de Ansó . Debemos comer. Tan apenas llevamos treinta kilómetros y ya son las tres y media de la tarde. Aquí nos esperan los coches de apoyo con Edu y Pedro que ya han llegado hace buen rato. Menos mal que previamente, durante el descenso, Michel había llamado a Carmen para que, en el bar Zuriza , nos fueran haciendo los bocatas y solo hemos llegado con quince minutos de retraso. Estos están impresionantemente buenos y calentitos. Un par de cervecitas, un café o poleo-menta y a seguir. El cielo amenaza con descargar y, a pesar de estar muy cómodos, nos quedan veintiséis kilómetros, eso sí, por asfalto. Tomamos dirección a Zuriza y ascendemos muy cómodamente por la carreterita que apenas tiene desnivel, salvo en algunos tramos. Vamos parando a reagrupar y aunque cae algo de agua no es la suficiente como para ponerse el chubasquero. Se moja uno más por el sudor que por el agua que cae. Afortunadamente el cielo aguanta y ese calabobos y el fresquito del aire hace que el trayecto se haga más suave. El paisaje que nos envuelve es impresionante y más hoy con ese cielo cubierto que le da grandiosidad. Primero llevamos el río Verál a nuestra izquierda para luego cruzarlo por un puente antes de atravesar un estrecho de altos paredones labrados por él. En una zona mirador tenemos el último contacto con los coches de apoyo que ya parten para el camping de Isaba. Nosotros seguimos rodeando la inmensa mole de Peña Ezcaurri para atravesar el estrecho que se abre ante nosotros. Pasado este, aparece de forma inesperada el magnífico valle de Zuriza donde hay un camping y que aquí se divide en dos pequeños valles glaciares: el de Linza y el de Tachera con los Alanos custodiándolo y el pico Quimboa separando ambos. Reagrupamos y tras un breve respiro, ascendemos en poco tiempo y de forma suave hasta un collado donde está el límite provincial, situado en el puerto de los Navarros . Entramos en Navarra. El track nos lleva por una pista que aparece cortada con una cinta. Debido a la posibilidad de lluvia, decidimos seguir por carretera, ya en descenso. Entramos en el bonito valle de Belabarce . Acompañados del río del mismo nombre, una carretera recta nos lleva rodeados de pastos y alguna borda hasta una divisoria del valle que deja al monte Zolo entre ambos lados. Como nos dirigimos al camping de Isolaze que esta aguas arriba de Isaba, abandonamos el track que desciende hasta el pueblo y continuamos por asfalto en un rapidísimo descenso a tumba abierta donde intentamos que se imponga más la razón que el corazón. Así, desembocamos en la carretera de Belagua , la tomamos a la derecha hasta llegar, en poco más de dos kilómetros, al camping. Ya estamos en el valle del Roncal . Este tiene unas magnificas instalaciones en las que ocupamos dos camaretas de doble altura con ocho literas. Yoli e Ismael, mujer e hijo de Chavi, nos esperan aquí para unirse a la travesía. Tras la ducha pertinente y el despliegue de nuestras cosas, decidimos bajar a Isaba con los coches para cenar. Sin embargo, la diligencia de la recepción es otra cosa, en más de tres horas son incapaces de tomar nuestro D.N.I. y los pedimos para poder bajar al pueblo. Ahora llueve y cuando por fin conseguimos encontrar donde tomar algo, cae una tromba impresionante de agua. Cenamos unos platos combinados en un hotel a la entrada del pueblo para después volvernos al camping a dormir. Como no dan desayunos antes de las 9.30 deberemos buscarnos la vida para tomar algo mañana. Esta etapa en su parte inicial puede estar condenada a su desaparición si continúa la degradación de los caminos. En apenas poco tiempo solo se podrán realizar a pie, con la bici al hombro. Desde luego los ciclistas con alforjas ya se pueden olvidar de realizarla. Una pena. Han sido 58 km, 1553 m de desnivel acumulado y 7.21 h de pedaleo (y porteo de bici) reales.
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