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Llança- Albanya (2/3) De esta manera llegamos al primer collado - situado en la Serra de Terrols - de los muchos que vamos a coronar a lo largo del día de hoy. Comienza ahora un fuerte descenso que nos deja en las proximidades de la ermita de Sant Silvestre de la Valleta , del siglo XII. Decidimos ir a visitarla y en un corto periodo de tiempo llegamos hasta ella. Está situada en un entorno precioso al que se accede cruzando un puentecito sobre un pequeño riachuelo. Me llama la atención que en vez de torre presenta espadaña, como las iglesias del oeste de la península y que está situada en lo profundo del vallecito. Tomamos unas fotos y volvemos a nuestro camino original. Comienza ahora un "cuestón" de dos pares de narices que, afortunadamente, dura poco rato. El camino se suaviza ascendiendo a la Sierra de la Baga D'En Ferrand mientras dejamos a nuestra derecha algunas casas de campo ( Mas como se llaman aquí). Da la sensación que esta zona se quemó hace algún tiempo y me permito imaginar cómo sería con todo su arbolado. Tras un par de recurvas, llegamos a un collado desde el que se nos abre una vista impresionante sobre la comarca y sobre nuestro futuro recorrido.
Descendemos hacia Vilamaniscle por una rápida pista. Atravesamos el pueblo y salimos en dirección a San Quirce de Colera por un camino que está asfaltado. En la guía aún aparece como camino de tierra. Esto nos permite avanzar con rapidez hasta llegar a Rabós D'Empordá . Con estos nombres de pueblo, junto con el siguiente que se llama Espollá, Chavi comienza una serie de chascarrillos que evito comentar y que hacen las delicias de todos y todas. En este pueblo tenemos diversos problemas con el track del GPS. Cruzamos la localidad, siempre ascendiendo, cada uno por una calle distinta hasta abocar todos en un camino encementado, que en subida, nos lleva en dirección norte hasta que en un colladito ( col Fornell ), bruscamente, cambia a dirección oeste. El recorrido, a ratos entre muros, está en malas condiciones, pero es técnico y divertido. Olivos bien cuidados con el suelo engravillado nos llama la atención. El camino acaba en Espollá donde, ante la insistencia de Antonio y la connivencia de los demás, decidimos tomar un pequeño almuerzo. Nos preparan unas rebanadas de pan con tomate y embutidos. Está delicioso y en el bar de la Sociedad Fraternal nos atienden de maravilla. Además, nos dan un montón de información y mapas de la zona. Un ejemplo a seguir en nuestra tierra, a ver si aprendemos un poquitín. La parada dura más de la cuenta y vamos con algo de retraso para nuestras previsiones, pero nada grave, es el primer día y debemos acomodarnos a todos. Como comprobamos, mover a nueve ciclistas y atendernos a todos, cuesta bastante rato. Tomamos un camino que se ve mal y que nos debe acercar a Vilartoli. Entramos en una zona de suelo suelto y arenoso y donde hay monumentos megalíticos. Nos cruzamos con algún visitante extranjero que parece buscar estos restos. Así llegamos hasta un Mas de gran tamaño, que rodeamos a la izquierda y tras el que aparece una pista asfaltada. Esta nos lleva hasta el puente de Vilartoli , sobre el río Anyet , en un abrir y cerrar de ojos. Ascendemos hasta el pueblo por asfalto y en él, a la sombra de una casa, nos reagrupamos. Merche y José Luis llegan los últimos (como ya empieza a ser costumbre, je, je, je…). Mientras esperamos, nos llaman César y Carmen para confirmarnos que ya tenemos alojamiento en el camping de Albanya. Dos bungalós de seis plazas a todo lujo (eso significa buena cama y más comodidad). La noticia me deja muy tranquilo porque pienso que el mayor problema que vamos a tener durante la ruta, es el alojamiento para un grupo tan numeroso. Salimos del pueblo y en ascenso continuo y algo duro porque el calor ya aprieta, recorremos una zona con carteles de espacio militar. A media subida encontramos el menhir de Santa Fe donde, además de mil chistes fáciles, nos hacemos un montón de fotos. Es un buen sitio para reagrupar. Continuamos el ascenso y nos encontramos a una familia con críos pequeños paseando, lo que indica, que hay una zona habitada próxima. Llegamos en varios pelotones al Col de la Coma , a 275 m de altura, donde dejamos la pista principal que lleva al castillo y masía de Requesens . Volvemos a reagrupar y tomamos una pista a la izquierda en descenso, bastante rápido, hasta Cantallops donde nos encontramos a un grupo de ciclistas franceses que vienen de Francia -la frontera está muy próxima- y que van a realizar el mismo viaje que nosotros. Están tocados tras algún accidente y realizan etapas bastante largas. Hablamos un rato sobre nuestras bicis y tras rellenar de agua los camelback seguimos por asfalto. A poco de salir se me acaban las pilas del GPS y las tengo que cambiar (va a ser mi cruz el resto del viaje). Los demás siguen y justo en ese momento, pasan saludando los gabachos. El descenso es rápido y con curvas algo fuertes así que, a pesar de pedalear con fuerza e ir a gran velocidad, no consigo enlazar con el grupo hasta La Jonquera donde nos esperan Carmen y César con los coches de apoyo y donde tomamos unas bebidas isotónicas fresquitas. El calor comienza a apretar de lo lindo.
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