título
Hoy es
INICIO - DIARIO - CONSEJOS - GPS - INTERÉS
Convento de San Antón. Castrojeriz
Dura cuesta de Mostelares
Canal de Castilla en Fromista

Sahagún. Iglesia de San Lorenzo


Descargar el libro

Camino de Caminos
en PDF (9 Mb)

 

 

Hontanas - Sahagún

Día 4 de julio de 2014

Hemos dormido como niños pequeños. Será el cansancio, será por la comodidad de la cama, pero ha sido el día que mejor he descansado. También ha influido que conozco lo que queda de recorrido como la palma de mi mano. Es curioso como los primeros viajes que uno realiza dejan una huella indeleble que difícilmente consiguen los posteriores.

Desayunamos en el mismo local. Mejor para salir más tranquilos. Preparamos las bicis y salimos sobre las 8 de la mañana, bien abrigados. Ya se nota bastante la diferencia horaria con Huesca, no en vano nos desplazamos al oeste. Hoy Sergio se monta de nuevo sobre la bici, parece que se encuentra mejor.

Solo salir del pueblo entramos en un camino estrecho que circula a media ladera de forma paralela a la carretera de Castrojeriz, nuestro siguiente lugar de paso. Hace bastante fresquito y las nubes crecen en el cielo. Parecen ser consecuencia de la evaporación de la lluvia del día anterior más que del mal tiempo. Las previsiones son que aumente la temperatura y que no llueva.

El camino, al que la lluvia no ha afectado, se va haciendo cada vez más estrecho, pero se cicla perfectamente. Pedaleamos juntos cuando una bici con alforjas me adelanta a todo ritmo quitándome las pegatinas de mi bici ¡Unas alforjas muy limpias, pienso en voz alta! En un breve descenso el sendero sale a la carreterita que va Castrojeriz. Seguimos por asfalto sin otra posibilidad. Esta pasa por las ruinas del convento de San Antón, morada de antiguos frailes venidos de Tierras Santas y especialistas en sanar ciertas enfermedades, motivo por el que venían gentes de todas partes hasta aquí, y que tenían la letra “Tau” como símbolo sobre sus vestimentas. Esto ha dado lugar a toda una serie de historias en torno a ellos. Pasamos bajo su impresionante arco y, en un la pared derecha, aún quedan dos hornacinas donde se dejaban alimentos para que los peregrinos necesitados las cogiesen.

Sin dejar el asfalto nos dirigimos hasta Castrojeriz, pueblo al que entramos junto a la Colegiata de Santa María del Manzano. Cruzamos su larga sirga peregrinal admirando este pueblo de autentico aspecto medieval dominado desde la altura de la colina por su castillo. Con Pedro aprovechamos para hacer unas fotos en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán junto a unas enigmáticas calaveras.

Pasado el pueblo, el camino llanea en dirección al río Odra. Un camino paralelo al puente de Barcena nos permite contemplar la totalidad de sus doce ojos. Casi sin darnos cuenta llegamos a la llamada cuesta de Mostelares y que asciende hasta el páramo del mismo nombre. Están todos avisados de la dureza de la rampa sin fin, ya la sufrí una vez y aún me duelen las piernas. Arrancamos con tranquilidad y todo el desarrollo metido en la bici. Las rampas son muy duras –hasta el 15%- y como único alivio al sufrimiento del pedaleo cansino, sólo queda el ir contemplando el grandioso paisaje que nos rodea, hoy adornado por un oscuro cielo que tapa casi totalmente el sol. Sólo es un kilómetro y medio, pero la pista, de firme muy arreglado, da muy pocas treguas para superar los 150 m de desnivel. En la subida vamos adelantando peregrinos que casi van a nuestra misma velocidad y a los que deseamos buen camino. Un hito y una cruz indican que el ascenso acaba. Una pareja de ancianos responden a mi saludo con un ¡Gracias, hijo mío!, tan cálido y sincero, que me llega al corazón.

Esperamos la llegada de los demás sabiendo que a partir de aquí el camino llanea tranquilamente.

Un ratito de descanso y pedaleamos sobre el páramo en un continuo adelantar de los peregrinos que han dormido en Hontanas y que han madrugado más que nosotros.

Cruzamos un pequeño camino vecinal y llegamos a San Nicolás de Bari, una ermita convertida en refugio por unos italianos, país donde veneran mucho a este santo. Un matrimonio norteamericano, aunque la mujer es de origen hispano, se ofrece a hacernos una foto de grupo, a lo que accedemos encantados. Aprovecho para entrar en el templo y hacer una foto. En nuestro viaje anterior conocimos a la hospitalera italiana que lo regentaba, pero hoy no la veo y es que me parece que fue ayer cuando pasé por aquí.

Solo a unos metros de este lugar cruzamos el Puente de Itero sobre el río Pisuerga y que marca la linde con la provincia de Palencia. Es uno de los más largos del camino de Santiago con 11 arcadas. Nos paramos para una fotografía y para leer unos carteles informativos.

En poco más de 1 km siguiendo río arriba llegamos a Itero de la Vega. Atravesamos el pueblo  y sin detenernos entramos en un largo camino totalmente recto, pero que nos guarda algún repecho. Dejamos a la izquierda y algo alejado a Melgar de Yuso.

Seguimos adelantando a grupos de peregrinos cada vez más desperdigados. Hay coreanos por todas partes que parecen estar siempre enfadados y muchas personas mayores, algunas en solitario. Una rampa –el Otero Largo- hace que el grupo se rompa y al culminarla decidimos esperar. Pedro, todo el día pegado al móvil, aprovecha para llamar o contestar.

Una vez reagrupados descendemos bastante rápidos en dirección a Boadilla del Camino. Nos acercamos a ver la iglesia de Santa María de la Asunción y el Rollo Jurisdiccional, de estilo gótico, lugar donde se aplicaban los castigos a los reos. En la plaza está César esperando en la furgoneta.

Decidimos que es un buen sitio para tomar un café y entramos al albergue “En el Camino”. Es un sitio de decoración curiosa y muy acogedor. El dueño nos sirve con rapidez, muy acostumbrado a lidiar con grupos grandes. El sol ya ha salido del todo y las nubes han desaparecido del horizonte. Se agradece su calor.

Retomamos camino y pronto pedaleamos junto al Canal de Castilla. Pedro lo conoce bien porque lo ha bajado en piragua. Es un recorrido que me gustaría hacer, es llano y solo son 200 km. Pedaleamos junto a él hasta llegar a Frómista. Antes debemos atravesar por una pasarela las esclusas construidas para salvar el desnivel y que en este punto son varias seguidas.

Entramos en el pueblo con la intención de ir a ver su joya románica, pero me confundo y acabamos en la iglesia de San Pedro ¡Bueno, también es bonita! Pedro, el nuestro, me comenta que se había dado cuenta de mi error, pero es que es muy prudente el zagal. Volvemos sobre nuestros pasos y esta vez sí que llegamos a la joya del pueblo, una de las iglesias románicas más completas de Europa, San Martín de Tours. Paramos para verla y Tere y Fernando aprovechan para comprar unos suvenires, dedales, creo.

Comienza un tramo de camino aburrido como ciclista, apasionante desde el punto de vista cultural. Un andador construido hace años ya, circula paralelo a la carretera durante unos 17 km y que encuentro bastante abandonado para como estaba. El pedaleo es monótono en el que el único sobresalto es no tragarse con la bici los pilones que impiden que entren en él los vehículos a motor y el ir saludando peregrinos, cada vez menos numerosos.

Atravesamos Población de Campos, Revenga de Campos -donde nos paramos para hacerles a Manolo y a Sergio una foto con un Apóstol de Santiago que parece un guardia civil con tricornio-, Villarmenteros de Campos y por fin, uno de mis sitios preferidos, llegamos a Villalcázar de la Sirga. Entramos en el pueblo y me dirijo directamente a su joya, la iglesia de Santa María la Blanca. De estilo románico y gótico es una iglesia fortaleza relacionada con la Orden del Temple. La portada meridional me impresiono desde la primera vez que pasé por aquí y de cómo tiene que ser sujetada mediante unos “tensores metálicos”, me imagino que para que no se abra más. Dentro están los sepulcros de Felipe de Castilla y de su mujer, junto a un caballero de la orden de Santiago.

Descansamos un rato y continuamos la marcha. Son las 12,30 y falta poco para Carrión. Seguimos por el mismo camino monótono del andador y antes de la una estamos en Carrión de los Condes. Reagrupamos a la entrada y por la hora que es, propongo a mis compañeros seguir hasta Calzadilla de la Cueza donde conozco un sitio que se come bien, que dista unos 17 km, y el camino es rodador. Aceptan la idea y atravesamos lentamente el pueblo por la avenida de los peregrinos ya que el pueblo está abarrotado de gente.

Nos paramos delante de la iglesia de Santa María de Camino – en ella se cuenta el milagro de las doncellas, leyenda según la cual unos toros liberaron a las doncellas carrionesas de ser entregadas como tributo a los reyes moros-, iglesia de Santiago con su impresionante friso. Luego nos dirigimos al puente que cruza el río Carrión y nos detenemos delante de San Zoilo.

Tras atravesar una rotonda de nueva construcción nos quedan casi 17 km de asfalto y camino de tierra que parece trazado con tiralíneas. Primero son 5 km de una pista asfaltada por la que solo nos cruzamos con unos cuantos coches y que permite ir en grupo. Cerca de la abadía de Benivibere, cruzamos una carreterita y entramos en camino de tierra. Solo encontramos algunos peregrinos despistados a los que ni se imaginan lo que les queda hasta Calzadilla. Pedaleamos con fluidez por este terreno llano, solo de vez en cuando paramos a reagrupar. Afortunadamente han plantado árboles en el lado izquierdo del camino para proporcionar un poco de sombra a los caminantes.

 En una de las paradas y para relajar las piernas, algunos se ponen a andar bici en mano durante unos metros. Poco después nos encontramos a una peregrina joven que anda con la botella de agua en la mano,. La lleva casi vacía y no sé si Pedro o Juan Carlos se ofrecen a darle agua del camelbak. Tampoco sé si la acepta, pero le va a hacer falta.

Son casi las 14,15 h cuando llegamos a Calzadilla de la Cueza. César acaba de llegar. También están en fiestas. Vaya puntería tenemos, por donde pasamos hay fiesta. La gente, muy arreglada, se dirige al restaurante donde vamos a comer y todos entran en el local. Me tiemblan las piernas ¿a que no hay sitio? Es el Hostal Camino Real y comimos muy bien la última vez que estuve aquí. El aire que sopla fuerte, tira la bici que algún peregrino ha dejado apoyada en una acera. La voy a levantar y casi me quedo sin brazos ¡Cómo pesa! Sale una mujer de mediana edad y me da las gracias. Yo no sé si darle el pésame porque con semejante lastre lo tiene complicado para avanzar.

Dejamos las bicis y pregunto al camarero por la posibilidad de comer algo. Afortunadamente no hay problema. El ágape festivo es en otro salón y pronto nos preparan la mesa. El camarero es muy amable y diligente como él sólo. Casi sin darnos tiempo a pensarlo ya nos sirve los primeros platos. Aún acude un hombre a desearnos buen camino. No tenemos prisa por levantarnos de la mesa a no ser por la dureza de las sillas o así le parece a nuestro pobre trasero.

Son casi las 4 de la tarde cuando retomamos la ruta. Cruzamos la N-120 y al entrar en el camino Tere se pone delante guiando la marcha. Una bota rota colgada sobre una señal del camino da fe de su dureza para los peregrinos.

Han variado la ruta y ahora se pedalea por un andador paralelo a la carretera que deja a la izquierda Santa María de las Tiendas. Sólo salimos a la carretera unos metros para salvar por un puente el arroyo de Fuentearriba. Es una pena porque el camino anterior era más divertido y bonito. Una vez que coronamos este pequeño alto, descendemos para cruzar la carretera N-120 y entrar el Ledigos. Cruzamos el pequeño pueblo y a la salida nos encontramos a un peregrino de gruesa barba que va en compañía de un asno que le lleva los enseres y al que saludo. Al peregrino, no al asno.

De nuevo debemos cruzar la N-120 y otra vez seguimos un andador paralelo. Esta vez, una fila continúa de retamas en flor nos tapa la visión del asfalto y nos encajona en el camino del que solo queda un sendero ancho. Solo hay un momento en el que, por unos metros, salimos a la carreta para salvar otro puentecito. El camino desciende y nos encontramos a la pareja que vimos en Calzadilla. El marido va delante y coincido con él justo cuando pasamos por un refugio moderno con piscina, césped, parece un resort que se encuentra a poca distancia del pueblo. Veo que se mira el lugar de reojo:

  • Seguimos adelante o nos quedamos – le digo
  • No sé, no sé… - me contesta  entre dudoso y divertido.

Nosotros entramos en Terradillos de los Templarios donde reagrupamos y paramos un momento. Salimos por una buena pista que nos deja en una carrerita local. La seguimos unos metros y otro camino nos lleva a Moratinos. Este tramo pasa por varios pueblos apenas separados. Otro corto recorrido nos deja en San Nicolás del Real Camino. Antes de entrar en él me llama Juan Carlos para enseñarme una planta, la veza, de la que se emplea verde como forraje o seca para recoger sus semillas.

Se sale del pueblo cruzando el arroyo Sequillo y de nuevo por un andador, paralelo a la carretera y calco de los anteriores, llegamos a un paso elevado donde un monolito señala el límite provincia entre Palencia y León. Lo rodeamos y Tere se lanza como una loca cuesta abajo. Empieza a pedalear a todo ritmo pidiendo paso a los compañeros que van delante. Hasta Antonio se queda sorprendido cuando lo adelanta.

En poco más de 1,5 km salimos a la N-120, pero esta vez para atravesarla y continuar por un camino que sale frente a nosotros. En pocos metros nos lleva a cruzar un antiguo puentecito sobre el arroyo Valderaduey justo al lado de la ermita de la Virgen del Puente -de estilo mudéjar del siglo XII- a cuya entrada hay dos esculturas recientes sobre Alfonso VI “el Bravo” y el abad Bernardo de Segirac. Fue refugio de peregrinos en la antigüedad.

Estamos a las puertas de nuestro destino final y a poca distancia, tras pasar bajo la N-120, entramos en Sahagún. Preguntamos por el hotel y en pocos minutos estamos en la puerta. César ya nos espera. Nos alojamos en el hostal Alfonso VI que nos recomendó un buen amigo de Pedro.

Dejamos las bicis en el garaje y antes de subir a las habitaciones nos tomamos unas bebidas de tal forma que las agotamos. Al final hacía bastante calor y eso que ha habido algo de viento. Hoy también ha sido una etapa larga de 95 km, aunque el desnivel ha sido muy pequeño y casi todo al principio.

Nuevamente dormimos juntos el trío de hecho. Bajamos a un bar de la esquina y nos sirven unas cañas con unas sabrosas tapas. Chavi nos confirma que Teo, que tiene que venir con su furgoneta a recogernos las bicis, va a llegar mañana a León con su esposa. Pedro se ha ido a ver a su amigo y los demás nos vamos a recorrer el pueblo. Nos acercamos hasta el Monasterio Real de San Benito, la iglesia de San Tirso y después a la iglesia de San Lorenzo, toda de ladrillo y de estilo mudéjar del siglo XII.  Nos hacemos una foto de grupo delante de ella, por algo es patrón de Huesca, y se la enviamos a nuestros amigos que quedan en casa. Ya de vuelta para buscar donde cenar nos hacemos una foto con la estatua al peregrino que hay en la iglesia de la Santísima Trinidad.

Justo enfrente tenemos el restaurante La Codorniz, que es el que nos han recomendado en el  hostal. Entro para reservar mesa y poco después entramos a cenar. Muy buena comida y servida con prontitud. Me rio con Pedro porque pedimos los dos lo mismo; sopa castellana y huevos fritos. Entonces me acuerdo que la sopa también lleva huevo, vaya empacho de colesterol.

Mientras cenamos vemos el partido de futbol de Brasil contra Colombia. Nos acordamos de la camarera de Ejea que insistía en que animáramos a sus paisanos.

Tras la cena nos tomamos unos tragos mientras acabamos de ver el partido, pero la mayoría estamos cansados y nos retiramos a dormir. En el hostal me llama Pedro porque el dueño tiene información para futuras rutas veraniegas. Me enseña varios folletos y uno bastante completo sobre el Camino de Santiago desde Madrid que se une al  Camino Francés en Sahagún. Se lo agradezco y me subo el folleto que me leo hasta que caigo dormido. Buena idea para el próximo año… es cuestión de estudiarlo.

INICIO - DIARIO - CONSEJOS - GPS - INTERÉS
título

Página creada el 29/07/2007 por Miguel Soler Gracia. Optimizada para IE4.0 o superior. Resolución 800x600 o superior, 32 bits de color y el pluggin de Flash. Se autoriza a todo el que visite esta web, al uso del material que en ella se contiene siempre y cuando no se haga ningún uso comercial de él. En todo caso, se hará mención clara y explícita del autor y origen de los datos.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.