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Castillo templario de Monzón
Somontano barbastrense
Via romana a su paso por Berbegal

Berbegal. Pasamos por encima del meridiano de Greenwich


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Camino del Mar
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Monzón - Huesca (1/2)

5 de julio de 2013

Hoy nos hemos dado una tregua a la hora de despertar. Es el último día de la ventura y ya estamos en territorio sobradamente conocido por todos, salvo Pedro. Aprovecho para hacer unas fotos del castillo templario de Monzón, iluminado por las primeras luces del día. Ayer se me olvidó.

Antes de las 8 de la mañana, bajamos las maletas al coche de apoyo y nos disponemos a desayunar conforme aparecemos por el bar. El café con leche de todos los días y algo de bollería o pequeños bocadillos.

Poco antes de las nueve comenzamos a pedalear en una rutina diaria que el cuerpo agradece. Salimos de Monzón cruzando el río Cinca, para desviarnos en la primera rotonda en dirección a Selgua. Durante el trayecto que hizo con nosotros Julián, este me comenta una alternativa sin asfalto para llegar a la estación de Selgua. El la usa habitualmente y además está marcada como camino de Santiago. Veo que coincide con la cañada de Ilche a Monzón.

Tomamos este desvío, señalado con un poste del camino de Santiago que indica dirección a Selgua, y cruzamos bajo la vía del ferrocarril. El camino asciende más fácil de lo que esperaba, y tras dejar a la izquierda la Torre del Torrero, llegamos a la Armentera. El camino se hace llano y debemos atravesar la vía de tren abandonada que llegaba hasta Barbastro y que se pretende convertir en vía verde. Cruzamos el polígono industrial y retomamos el track original. Este camino ya lo hemos recorrido en múltiples ocasiones, coincide con la ruta Ilerda – Osca de mi web, pero nunca lo había hecho en esta dirección.

En poco tiempo, pues rodamos a buen ritmo por estos terrenos llanos, llegamos a Selgua. Atravesamos el pueblo sin detenernos y cruzamos la carretera de Berbegal para pasar al otro lado de ella y seguir el viejo camino de Ilche, cruzando el barranco de La Clamor.

Pedaleamos en varios grupos, y mientras Fernando va explicando a los de delante el sistema de riegos de las acequias por donde pasamos, los primeros se alejan un poco. Detrás quedamos Juan Carlos, Tere y yo. Hemos decidido seguir fielmente las flechas amarillas para ver por donde llevan el recorrido. A la entrada de Ilche, el grupo delantero se salta una de ellas, mientras siguen en animada conversación. Nosotros cumplimos con lo pactado y giramos en dirección al pueblo, pensando que ellos están allí. Vemos que no estamos en lo cierto y creemos que han seguido adelante. Proseguimos por el camino de Santiago hasta que volvemos a cruzar la carretera, continuando por camino. Empezamos a sospechar que se han despistado, y eso que llevan GPS, pero vemos a lo lejos dos ciclistas y pensamos que son ellos. Apuramos para alcanzarlos hasta darnos cuenta de que son dos chavales. Nos detenemos  para hablar con ellos, mientras los nuestros a través del móvil, nos comunican que nos esperan en el cruce de una carretera. No me cuadra lo que dicen, el siguiente punto de contacto con asfalto está en Berbegal, y a no ser que vuelen, es imposible que estén allí.

La pareja de ciclistas está preparando su futuro viaje a Santiago, son de un pueblo cercano, y se les ve muy “verdes” en la materia. Ellos retoman su camino. Cómo hace mucho calor, pasados unos minutos, decido seguir con Tere hasta la ermita de Santa Águeda que se encuentra muy cerca y hay sombra. Nuestros dos ciclistas, después de andar unos cientos de metros se vuelven a parar. Están haciendo la prueba con alforjas vacías y uno de ellos no tiene ninguna pinta de aguantar la más mínima etapa.

Vuelve a sonar el móvil y por fin aclaramos que ellos no van delante de nosotros, sino detrás. Les esperamos unos minutos y por fin aparecen intentando, sin éxito, excusarse de su error.

Volvemos a la marcha y pronto cruzamos el canal de Terreu. Nuevas explicaciones de Fernando que trabaja en Riegos y en unos metros salimos a la carretera de Berbegal. Hoy no subiremos a este precioso pueblo y que conocemos de sobras por ser lugar habitual de almuerzo cuando pasamos por aquí. Es demasiado pronto para detenernos. Lo siento por Pedro, el único forastero, porque las vistas desde él son impresionantes.

Como en este punto pasa el meridiano de Greenwich, me quedo con Michel para ver en el GPS el momento exacto en el que lo atravesamos. Pedaleamos muy despacito viendo como metro a metro nos acercamos al 00º 00` 00``. Justo en ese momento fotografío la pantalla del GPS. Una tontería como otra cualquiera, pero uno es así.

En Berbegal vemos una tablilla que con su flecha amarilla nos manda a Laperdiguera, lugar por donde hemos de pasar y punto de contacto con César. Hay algo extraño en ella porque apunta en dirección a Lacuadrada, un pueblo cercano. Como ya conocemos el terreno, es llano y tenemos tiempo, decidimos seguirla por curiosidad. Conforme avanzamos, y viendo los rodeos que dan las señales, concluimos que el que puso el poste no tenía ni idea de lo que hacía, porque para llegar a Laperdiguera hay un camino totalmente recto desde Berbegal. Visto lo visto y para evitar dar más rodeos, tomo un camino que nos lleva directamente a nuestro track y que en poca distancia nos deja en Laperdiguera. Queremos enseñarle a Pedro un pozo árabe de los que abundan por estos pueblos y que han sido restaurados. Son pozos que mediante escaleras de piedra se adentran en el seno de la tierra hasta dar con el agua. Alguno de ellos es bastante profundo. Llamamos a César para comunicarle que ya hemos llegado y donde estamos. Como no aparece, vamos a su encuentro. Está bien escondido a la sombra junto a las piscinas del pueblo.

 

 

 

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