título
Hoy es
INICIO - DIARIO - CONSEJOS - GPS - EL INFILTRADO - INTERÉS - ENLACES
Trialera que desciende hacia el valle por el barranco de Cerneres.
poco a poco, ya empieza a mejorar conforme el desnivel es menor. Señalización de las pistas en cataluña.}
Ascenso a lColl d'Arnat (1.280 mts).
IPronto llegamos a Castellar de Tost. Montañas que mañana ascenderemos, al fondo

Descargar el libro

Transpirenaica
en BTT
Llança - Pont de Suert
en PDF (4,6 Mb)

 

 

Bagá - Noves de Segre (2/2)

Ahora sí, cogemos un mal, muy mal camino que en realidad es una trialera que desciende hacia el valle por el barranco de Cerneres . A tramos divertidos, en otros está completamente destrozado y es una vulgar barranquera por lo que debemos desmontar. Luego, poco a poco, empieza a mejorar conforme el desnivel es menor. Más relajados llegamos a la carretera que va de Josa a Gósol, junto al puente de Cerneres .

El MUSEO DE LAS TREMENTINAIRES

Ubicado en Tuixén, forma parte de la Ruta de los oficios de ayer, y ha sido promovida por el Consell Comarcal del Alt Urgell. La visita a este museo nos permitirá conocer quienes eran las "trementinaires", que hierbas y remedios comercializaban y como organizaban sus rutas, siempre a pie, desde Tuixén hasta las tierras llanas del interior y el litoral de Cataluña. Les "Trementinaires".

El oficio de "trementinaire" hay que situarlo en el momento en que la presión demográfica de mediados del siglo XIX, que provocó el éxodo estacional de muchos hombres y mujeres de estos valles hacia zonas más ricas. Fue en este marco de desmembración social que muchas mujeres del valle de Tuixén se dedicaron a extraer de aquella tierra áspera y poco agradecida un medio para sobrevivir a las transformaciones de una Cataluña por la cual, andando y cargadas de hierbas y aceites, iban curando todos los males.

El conocimiento de las plantas, sus virtudes medicinales y los procesos de elaboración de remedios ancestrales, adquiridos por transmisión oral, fueron, entre otros, los factores que les motivaron a ejercer este, por aquel entonces, nuevo oficio.
Su nombre se debe a la trementina, el remedio que más popularidad les


Les "Trementinaires"

El oficio de "trementinaire" hay que situarlo en el momento en que la presión demográfica de mediados del siglo XIX, que provocó el éxodo estacional de muchos hombres y mujeres de estos valles hacia zonas más ricas. Fue en este marco de desmembración social que muchas mujeres del valle de Tuixén se dedicaron a extraer de aquella tierra áspera y poco agradecida un medio para sobrevivir a las transformaciones de una Cataluña por la cual, andando y cargadas de hierbas y aceites, iban curando todos los males.
El conocimiento de las plantas, sus virtudes medicinales y los procesos de elaboración de remedios ancestrales, adquiridos por transmisión oral, fueron, entre otros, los factores que les motivaron a ejercer este, por aquel entonces, nuevo oficio.

Su nombre se debe a la trementina, el remedio que más popularidad les dio. Este oficio absorbió a la mayor parte de la población femenina del valle durante más de cien años. El último viaje lo hizo la Sofía d'Ossera, en el año 1982.

Marchaban una o dos veces al año y podían llegar a estar fuera desde sólo unos días hasta los cuatro meses. La mayoría de las "trementinaires" seguían siempre la misma ruta, ya que la mayor parte de las casas a donde iban los clientes eran fijos año tras año.

No acostumbraban a entrar en las grandes ciudades, ni frecuentaban los mercados para vender sus remedios, ya que utilizaban una relación más personal y directa con la gente.
La trementina. El proceso originario de la elaboración de la trementina parte de la extracción de la resina del pino rojo. Esta, una vez purificada, estaba lista para ser utilizada. Su aspecto cuando estaba fría era solido, cristalino y pardusco.
La elaboración que se conoce, pero, de las "trementinaires" es el de una trementina reelaborada a partir de las materias primas compradas en las droguerías -pegamiento griego- y en las farmacias -la esencia de trementina-.

Cada "trementinaire" fabricaba de este modo su propia trementina, y se podían encontrar de diferentes texturas, colores y fluidezas.

El uso mas frecuente que se daba a la trementina era en forma de pegado sobre la zona afectada. Dichos pegados de trementina eran muy utilizados contra el dolor, los golpes y las torceduras. Era buenos también para las picadas de araña o de culebra, para las úlceras y grandes infecciones.

Seguimos ya a la derecha, en descenso por asfalto, muy rápido, vertiginoso, a “tumba abierta” ya que el tráfico es nulo y la visibilidad de la carretera buena, siempre en dirección a Josa , pueblo al que llegamos en tres kilómetros. Lo rodeamos, tras un repecho algo duro, dejando a la derecha la ermita de Santa María , para continuar descendiendo hacia Tuixen. En algo menos de seis kilómetros llegamos a un desvío a la izquierda que, tras atravesar un puentecito, asciende por pista encementada con tramos algo fuertes hasta Tuixen (1200 m). Esta es nuestra única parada del día, así que preguntamos donde comer. Nos dan varias opciones: en el pueblo, en Cal Farragetes o en el camping del Molí de Fornols. Preguntamos en el primer sitio y la señora que lo atiende nos dice que está sola pero que intentará darnos algo. Estamos muertos de hambre, así que aceptamos. Nos prepara unos platos combinados a base de huevos fritos con butifarra y otros aderezos sabrosones. Una buena rubia helada, unos helados y una tisana "fresca" -buenísima- hecha con hierbas que recogen en el pueblo, rematan la comida. La señora, muy amable, nos comenta cosas del pueblo y que en su casa hacen parada las excursiones organizadas por Mamouth (una empresa de aventura).

Sin demasiadas ganas, decidimos seguir. Hace mucho calor y desde luego no es la mejor hora para pedalear. Llenamos los camelback en una fresca fuente y salimos del pueblo hacia la carretera de Solsona que tomamos a la derecha retomando el track. Descendemos unos 800 metros hasta coger una pista a la izquierda, justo antes de cruzar el puente sobre el río Josa . Rápidamente, la pista entra en el bosque por el que descendemos hasta llegar, en poco más de cuatro kilómetros, hasta el camping del Molí de Fornols . Aquí tomamos un camino, pero que, tras unas dudas con el GPS, nos vuelve a la carretera. Parece que han asfaltado la pista de tierra que como tal sale en la guía. Ahora, por asfalto reciente, seguimos en descenso por el valle de Lavansa hacia Montargull y Sorribes y que acaba en La Barceloneta donde por fin se transforma en pista de tierra. Ya estamos preocupados por tanto descenso y nos "alivia" el que la pista comience a ascender. La subida es muy llevadera, pero hace un calor infernal y cuando el aire no se mueve se hace casi insoportable. Pedro y yo, que subimos juntos, sudamos como si nos estuviéramos duchando. Curvas y más curvas, siempre con un trazado tendido y bien diseñado, nos elevan sobre el valle que aparece espectacular con pueblos situados casi en el aire, asomándose sobre las paredes rocosas y estrechos barrancos.

Continuamos con el recital de fotos, no sé si buscando la escasa sombra de los árboles -son las 3 de la tarde- o para inmortalizar los mejores momentos. Conforme vamos subiendo, vemos que el desnivel a trepar es mayor del que comenta la guía, o por lo menos, así nos lo parece. Llegamos al Coll d'Arnat (1280 m). En el collado nos cuesta ver por donde es el descenso ya que se trata de un camino, poco visible al principio, que se interna en el bosque por un terreno muy suelto, con gran inclinación y que exige de cierta técnica. Las piernas sufren bastante en la bajada porque están muy cansadas de la última subida. Al salir del bosque se acaban las pilas de mi GPS, una auténtica pesadilla porque cada vez me duran menos. Pronto llegamos a Castellar de Tost no sin antes ver una demostración de Antonio “levitando” para evitar mojar su preciosa e impoluta bicicleta. El pueblo está lleno de ganado de tal manera que sus accesos están cerrados con pasos canadienses. Voy cerrando y controlando el grupo. El descenso, muy rápido, es algo peligroso por la cantidad de curvas que tiene y la gravilla que hay en el asfalto.

Acabamos en la carretera de acceso a Seo D'Urgell. Nos comunican que no tenemos habitaciones en el hostal que recomienda la guía porque está cerrado y que debemos seguir más al norte, fuera de ruta, unos cuatro kilómetros en dirección a Seo D'Urgell hasta el pueblo de Adrall . Lo que nos faltaba hoy, pero afortunadamente la carretera asciende muy suavemente. Lo malo es la gran cantidad de tráfico que tiene. El lugar de las habitaciones se llama Ritosol y está atendido por un matrimonio belga-ruso que nos atienden bien de forma muy casera y esmerada. Tenemos habitaciones dobles y podemos poner una lavadora. Hace calor y la ropa se seca enseguida. José Luis está con fiebre, así que le doy un comprimido de paracetamol que lo recupera en poco tiempo. La cena en el jardín a base de ensalada de pasta, arroz y pollo a la rusa, está muy bien y quedamos satisfechos.



Anterior - Siguiente


INICIO - DIARIO - CONSEJOS - GPS - EL INFILTRADO - INTERÉS - ENLACES
título

Página creada el 29/07/2007 por Miguel Soler Gracia. Optimizada para IE4.0 o superior. Resolución 800x600 o superior, 32 bits de color y el pluggin de Flash. Se autoriza a todo el que visite esta web, al uso del material que en ella se contiene siempre y cuando no se haga ningún uso comercial de él. En todo caso, se hará mención clara y explícita del autor y origen de los datos.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.