Hoy es
|
||||||||||||||
|
Reus - Arbeca (3/4) Son más de las tres y media, y tras diez minutos de descanso, seguimos adelante por una pista que llanea y que pronto nos deja en una recién arreglada como Camino Natural, pero no hay ningún cartel que indica a donde va. No nos sirve de referencia. Llenos de alegría, y pensando que todo ha acabado, la seguimos a buen ritmo durante un rato. Las piernas agradecen el pedaleo. Poco después, el track nos devuelve a la realidad y nos saca de la pista por un nuevo sendero de la GR 7-1-4. La pista buena continúa, pero no aparece en el GPS y no nos podemos arriesgar porque nos puede alejar de nuestro recorrido. Nuevo golpe a nuestro estado de ánimo, y aunque en unos minutos nos devuelve a la pista que habíamos dejado, el tramito ha dejado huella. Al poco tiempo debemos volver al sendero que ya va por la cara norte de la sierra de Prades. Me empiezo a encontrar muy desanimado y voy dándole vueltas a otras posibilidades; podemos quedarnos a dormir en Esplugas, César puede hacer viajes hasta Arbeca y llevarnos al hotel, seguir hasta el final ya que el día es largo, me van a colgar del primer árbol que encuentren… Me he visto envuelto en muchas “embarcadas” de estas, pero siempre con poca gente, y todos, sabiendo de antemano lo que podía pasar. De vez en cuando, Juan Carlos, que lee en mi cara como me encuentro, me toca el hombro y me dice en voz baja y con su prudencia habitual: -Tranquilo Miguel- Sin decir nada, se lo agradezco infinitamente. Por fin llegamos con Antonio hasta un collado y… ¡ALELUYA! Nace de aquí una pista con el primer indicador bien hecho. Antonio, experto en estas embarcadas por su afición a la montaña, organizador de eventos deportivos, y buen sicólogo, me dice tranquilo: -En estos casos, el que lleva la ruta tiene que parecer seguro, aunque lo esté pasando mal. Además, si la pista acaba aquí, es que viene de algún sitio- obvio, pero sensato. Leemos con atención el cartel que hemos encontrado. Estamos en La Colladeta e indica varias direcciones, pero solo una por pista. El track nos volvería a meter en un sendero, así que paso de él y decido usarlo como referencia de dirección. Además los waypoints que marqué en casa como alternativa, coinciden con el camino que vamos a seguir. Más aliviados, seguimos la pista que llanea o desciende por la cara norte de la sierra de Prades. Por lo menos ya vemos el llano donde está Poblet. Pedaleamos con frescura por un camino que en otras circunstancias nos detendríamos a admirar. Hoy nos puede la prisa. Pasamos por el Clot del Llop, en el que hay una señal, y al final llegamos a un cruce de caminos donde aparece la señal salvadora. Un poste con varias direcciones en el que una de ellas indica el camino a Poblet. A pesar de todo, aún tenemos humor para criticar una serie de marcas con cintas que cuelgan en los árboles. Antonio, muy sensibilizado con el tema y organizador de carreras por el monte, nos recuerda como las recogen después de la carrera. Michel coge alguna. Sin perder tiempo, comenzamos a descender a gran velocidad, tanto, que no reparo en que coinciden con los waypoints marcados en casa. Solo pienso en llegar a Poblet cuanto antes, pero eso no impide admirar el paisaje que nos rodea y filmar lo que puedo. Continuas lazadas del camino, nos hacen perder altura con rapidez. En una de las curvas nos encontramos una furgoneta en la que varias personas van marcando una prueba. Justo a tiempo, Michel esconde la cinta que ha recogido… ¡Estaban marcando la carrera! Salimos cuesta abajo sin perder tiempo. Michel me comenta, que según a qué hora lleguemos a Poblet, deberíamos parar poco y seguir ruta. Yo estoy de acuerdo, pero depende de los demás. Pasamos por un lugar conocido como La Pena, y junto al barranco del mismo nombre, llegamos a Poblet. César nos espera preocupado frente al monasterio. Hace rato que contactaba con nosotros por la emisora y nos oía muy claro, indicando proximidad. Sin dilación, nos bebemos unas bebidas isotónicas y comemos, más bien engullimos, unas pastas y rosquillas que ha comprado. La pierna lesionada de Chavi a sufrido mucho con la caminata y hace rato que barrunta subirse al coche. Como aún son las seis de la tarde, nos quedan más de tres horas de luz. Hasta Arbeca hay unos 35 kilómetros y el perfil de lo que nos queda, salvo una subida al principio, es descenso y nosotros hemos demostrado rodar bien. En el peor de los casos, César tendría que hacer menos carretera si decidimos parar más tarde. No hay demasiada discusión, y tras aprovisionarnos de agua, decidimos seguir todos. Tomamos una carretera a Vimbodí evitando entrar en L`Esplugues de Francolí, así acortamos el recorrido. En poco tiempo llegamos a Vimbodí, pueblo que atravesamos por su casco urbano para cruzar bajo las vías del ferrocarril. Luego, por unos pasos subterráneos, atravesamos la Nacional, la autopista, y el AVE.
|
|||||||||||||
Página creada el 29/07/2007 por Miguel Soler Gracia. Optimizada para IE4.0 o superior. Resolución 800x600 o superior, 32 bits de color y el pluggin de Flash. Se autoriza a todo el que visite esta web, al uso del material que en ella se contiene siempre y cuando no se haga ningún uso comercial de él. En todo caso, se hará mención clara y explícita del autor y origen de los datos. Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons. |